Ciudad de México (México).- Un notable descubrimiento arqueológico ha salido a la luz en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han restaurado una antigua olla azul, conocida como mixcómitl, usada por los mexicas durante las festividades de Etzalcualiztli.
Esta olla, que data del periodo colonial temprano (1521-1620), es un testimonio vívido de la resistencia cultural frente a la ocupación española hace más de cinco siglos.
El mixcómitl, una olla globular completamente pintada de azul, fue descubierto en una excavación en un predio de la calle República de Argentina.
«Este tipo de recipiente era utilizado durante la veintena de Etzalcualiztli, vinculada a las divinidades del agua y se celebraba en junio de nuestro calendario», explicó la arqueóloga Marisol Bautista Roquez.
A diferencia de los encontrados en el Templo Mayor, este proviene de un contexto doméstico, lo que aumenta su singularidad.
El responsable del proyecto de salvamento arqueológico, Juan Carlos Campos Varela, señaló que según las crónicas de fray Bernardino de Sahagún, en estas festividades se depositaba el corazón de aquellos que interpretaban a los tlaloques, ayudantes del dios Tláloc.
Sin embargo, en este mixcómitl se encontraron los huesos de una codorniz, identificados por la maestra Thania Pérez Chávez en un reconocimiento zooarqueológico.
Campos Varela comentó que «la ofrenda muestra que, a pesar de la invasión, los indígenas continuaron y adaptaron sus usos y costumbres al nuevo orden social de la Nueva España».
Esto es particularmente significativo en el contexto de exclusión a que fueron sometidos en barrios marginales como Cotolco, colindante con Tlatelolco, donde la población nativa enfrentó una alta mortandad infantil.
Durante las excavaciones también se descubrieron tres entierros infantiles en las inmediaciones del depósito del mixcómitl, víctimas de infecciones y malnutrición.
«Estos hallazgos son testimonios conmovedores de las difíciles condiciones de vida de los niños indígenas durante la colonia», destacó el antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González.
El equipo del Taller de Bienes Muebles Arqueológicos del INAH ha llevado a cabo un meticuloso trabajo de restauración de todas las piezas encontradas.
Teresita López Ortega, responsable del equipo, informó que «la conservación de la olla fue especialmente delicada debido a su pigmentación azul, aplicada directamente sobre la cerámica». Para consolidar zonas específicas, se utilizó una baja concentración de resina acrílica por aspersión.
Entre otros objetos restaurados se incluye una figurilla femenina policromada y varios malacates decorados con micas y cuarzo, lo que sugiere un avanzado conocimiento y uso de materiales por parte de los antiguos mexicas.
«La observación detallada mediante microscopios ha sido esencial para preservar estos detalles», añadió López Ortega.
Este proyecto no solo ha permitido la preservación de importantes artefactos culturales, sino que también ha proporcionado información valiosa para la interpretación arqueológica y la comprensión de la continuidad y adaptación cultural en uno de los periodos más turbulentos de la historia de México.