Mexicali (Baja California).- La gráfica rupestre, que abarca desde pinturas hasta petrograbados, es un vestigio imprescindible para entender las dinámicas de las antiguas culturas que poblaron nuestro planeta.
Estas manifestaciones artísticas no son meros adornos prehistóricos; son la voz de la historia y la cultura, plasmadas en la piedra, ofreciendo pistas sobre las prácticas, creencias y entorno de sociedades antiguas.
Recientemente, en el cierre del V Coloquio Virtual Boca de Potrerillos sobre Investigación, Conservación, Protección y Gestión de Sitios con Testimonio Gráfico Rupestre 2024, se presentaron avances significativos en la comprensión de este legado.
Las investigadoras Enah Montserrat Fonseca Ibarra y Fiorella Fenoglio Limón, del Centro INAH en Baja California y Querétaro respectivamente, expusieron sus hallazgos en la conferencia «Fronteras físicas y simbólicas en el discurso gráfico rupestre de Baja California».
Fonseca Ibarra reveló que el 68% de los petrograbados estudiados se localizan en la zona septentrional, particularmente en el desierto, y suelen representar figuras geométricas esquemáticas. A pesar de la ausencia de otros indicadores arqueológicos, se postula una conexión con antiguas zonas habitacionales.
La clasificación de estos hallazgos en tres categorías: antropomorfos, fitomorfos y zoomorfos, ofrece un nuevo enfoque sobre la intención y el significado detrás de estas obras. Fenoglio Limón destacó la ausencia de figuras antropomorfas en el norte, su presencia en otras áreas y su probable función simbólica más que representativa.
Las representaciones fitomorfas no solo reflejan la flora endémica, sino también un conocimiento más amplio del entorno natural. En contraste, el arte rupestre zoomorfo, predominantemente localizado en el sur, parece enfocarse en especies específicas, insinuando un simbolismo profundo en su selección.
Además, las investigaciones arrojaron luz sobre motivos transfronterizos como huellas de manos, mariposas y tablas ceremoniales, cuyo significado y propósito aún se investigan. Las tablas ceremoniales, documentadas desde principios del siglo XX, son conocidas por su uso en rituales públicos, sugiriendo un profundo arraigo cultural en prácticas comunitarias.
Este estudio no sólo desentraña la materialidad de las representaciones rupestres, sino que también se adentra en la psique colectiva de las sociedades prehistóricas, examinando cómo las fronteras geográficas influían en su imaginario colectivo.
Con la participación de expertos de diversos países, el coloquio demostró ser un espacio de diálogo y aprendizaje. La directora del Centro INAH Nuevo León, Martha Elda Ávalos Salazar, subrayó la importancia de estas discusiones para fomentar futuras investigaciones y proyectos colaborativos.
Este acercamiento a las antiguas manifestaciones artísticas no solo revela aspectos de la vida prehistórica, sino que también conecta a las generaciones actuales con sus ancestros, permitiendo una comprensión más profunda de nuestra herencia cultural.