Kaduna (Nigeria).- Con una clientela de alrededor de 500 agricultores, la paraveterinaria Blessing Andrew se dedica activamente a la sanidad animal en su comunidad. De hecho, es la única mujer paraveterinaria que ejerce en Sanga, localidad nigeriana del estado meridional de Kaduna.
En general, la sanidad animal sigue siendo un ámbito profesional dominado mayoritariamente por los hombres en casi toda el África subsahariana, incluida Nigeria, donde las mujeres constituyen, según las estimaciones, entre el 20 y el 30 % de la fuerza de trabajo dedicada a la sanidad animal en el país.
A pesar de ser una paraveterinaria titulada, con dos años de estudios en este campo, Blessing se encontró con que los agricultores ponían en duda su competencia y sus aptitudes, en concreto para el tratamiento de grandes rumiantes. Además, a menudo le pagaban menos que a sus colegas hombres por los mismos servicios , y a veces no cubría sus gastos de funcionamiento.
Como consecuencia de estas disparidades, Blessing no se sentía motivada para continuar en la profesión, pese a que sus servicios tenían gran demanda.
Gracias a un programa de capacitación dirigido específicamente a paraveterinarias, puesto en marcha por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en colaboración con la Facultad de Agricultura y Ciencias Veterinarias de la Universidad Ahmadu Bello, Blessing recuperó el deseo de seguir ejerciendo su profesión.
“Antes de la actividad de capacitación para paraveterinarias, trabajaba desmotivada debido a los escasos beneficios y a veces me planteaba dejarlo. Después de participar en la actividad de capacitación, le quité el polvo al equipo que había abandonado y empecé a tomarme en serio mi profesión. Por suerte, ha valido la pena”, cuenta Blessing.
El enfoque con perspectiva de género de la FAO hace especial hincapié en el acceso a las mujeres ofreciendo capacitación a todas aquellas que trabajan con ganado, tomando en consideración la división de tareas y la adopción de decisiones dentro de los hogares y utilizando formas de comunicación y técnicas que tengan en cuenta las cuestiones de género.
En la comunidad de Blessing, las normas sociales inciden en la capacidad de las mujeres para acceder a la asistencia. A menudo hay restricciones a la interacción entre las mujeres y los hombres sin lazos de parentesco, lo cual agrava su acceso ya de por sí limitado a servicios de sanidad animal preventivos de calidad.
Por lo común, las mujeres se encargan de los cuidados cotidianos de los animales, como, por ejemplo, darles de comer, limpiar, ordeñar o recoger los huevos, lo que las sitúa en una posición estratégica para la detección precoz de los síntomas de enfermedades. Sin embargo, tradicionalmente, los hombres cabeza de familia son los que inician la consulta con los paraveterinarios, interactúan con ellos y pagan por los servicios de sanidad animal.
Al excluirse a las mujeres del trato con los hombres que trabajan de paraveterinarios, las evaluaciones pueden ser incompletas y los diagnósticos erróneos.
Esto es una realidad en todo el mundo. Según cálculos de la FAO, las mujeres, pese a constituir el 60 % de los criadores de ganado a pequeña escala, reciben solo el 5 % de los servicios de extensión agrícola a nivel mundial. La brecha de género en el acceso a los servicios veterinarios impide a las mujeres agricultoras hacer realidad todo su potencial para aumentar la producción pecuaria y proteger su ganado de las enfermedades.
Gracias a la actividad de capacitación, Blessing comprendió que su trabajo podía ser un recurso esencial para las numerosas mujeres agricultoras, en particular para aquellas que necesitan el apoyo de profesionales de la sanidad animal.
Aprovechando el vacío existente en el mercado de los servicios veterinarios, Blessing ha encontrado en su clientela femenina una oportunidad para hacer crecer su negocio. Pero también se dio cuenta de que podía actuar como agente del cambio, principalmente entablando relación con los hogares agrícolas y adoptando ella misma un enfoque distinto.
Tras la actividad de capacitación de la FAO, Blessing dedicó parte de su tiempo a explicar a sus clientes de sexo masculino las ventajas de incluir a sus mujeres en la prestación de servicios e invertir en planes de vacunación para las cabras o las gallinas que cuidaban sus mujeres.
Con el tiempo, a medida que los agricultores vieron los resultados positivos de sus consejos, Blessing advirtió un cambio en la manera en que estos la percibían, y gracias a que los clientes empezaron a recomendarla, ha podido ampliar gradualmente su negocio.
A menudo, no se tiene en cuenta el género como factor que influye en la prestación de servicios veterinarios. Si bien las paraveterinarias pueden constituir una vía esencial para acceder a las pequeñas agricultoras, siguen siendo una minoría en su profesión y, como Blessing, se enfrentan ellas mismas a limitaciones específicas del género en su trabajo.
Mediante la cuidadosa elaboración de modelos con perspectiva de género para la capacitación de las paraveterinarias, la FAO apoya el acceso de las mujeres agricultoras a servicios veterinarios de calidad, una medida esencial para impulsar la productividad del ganado, sufragar los gastos de los hogares y mejorar la nutrición de las familias.
Ahora Blessing, después de participar en la actividad de capacitación, trabaja codo con codo con los colegas paraveterinarios de la comunidad, todo un avance que ha alimentado su autoestima y su motivación para seguir dedicándose a un trabajo esencial para la práctica veterinaria. Su clientela ha aumentado, pasando de aproximadamente 300 a 500 agricultores, y cabe destacar que el número de agricultoras ha ascendido de 100 a 200. También ha duplicado sus ingresos mensuales, lo que le permite mantener a su familia y su casa.
Por medio de los programas de capacitación para paraveterinarias puestos en marcha en Nigeria, Uganda y Sudáfrica, la FAO está mejorando la calidad de los servicios paraveterinarios y la difusión entre las mujeres agricultoras. Hasta la fecha, la FAO ha capacitado a 645 paraveterinarias y veterinarias en el ámbito de la prestación de servicios de sanidad animal con perspectiva de género.