Managua (AFP) – Los 39 opositores detenidos en Nicaragua antes de las últimas elecciones sufren serios «daños físicos y psicológicos», denunciaron el viernes sus familiares.
Las condiciones de reclusión les «están provocando daños irreversibles tanto físicos como psicológicos», advirtieron en un comunicado emitido tras realizar esta semana una tercera visita a la cárcel de máxima seguridad de Managua, conocida como el Nuevo Chipote.
Siete de los presos se proponían competir contra el presidente Daniel Ortega, que el 7 de noviembre obtuvo su cuarto mandato consecutivo desde que retornó al poder en 2007.
Según la denuncia, los opositores continúan perdiendo peso, carecen de «acceso regular a luz solar» y algunos permanecen en celdas con «las luces encendidas las 24 horas del día» mientras otros «se encuentran en penumbra».
No cuentan con material de lectura y se les prohíbe recibir ropa o abrigos. «Sus celdas permanecen custodiadas permanentemente por policías, que les impiden, través de amenazas, la comunicación entre ellos».
Los familiares reiteraron su preocupación por el aislamiento que padecen cuatro detenidas, entre ellas la exguerrillera sandinista Dora María Téllez y Tamara Dávila.
La situación de Dávila les «causa alarma», porque se encuentra en una celda «completamente sellada» desde su detención en junio pasado.
Según informaron, los juicios que la Fiscalía ha promovido contra todos ellos por conspiración, lavado de dinero y otros delitos están «suspendidos».
Sin embargo, los detenidos siguen siendo sometidos a «interrogatorios en ausencia de sus abogados».
Los familiares exigieron a las autoridades el cese de esos tratos «inhumanos» y el establecimiento de visitas semanales.
El presidente Ortega ha calificado a los opositores presos de «terroristas» y «criminales» que pretendían dar un golpe de Estado y más recientemente los llamó «hijos de perra de los imperialistas yanquis».