Los Ángeles (AFP) – Nancy Pelosi fue enfática: la ley de los «dreamers» debe ser aprobada antes de fin de año.
La líder demócrata en la Cámara de Representantes de Estados Unidos dijo este miércoles que su partido está en la búsqueda de una veintena de votos de sus rivales republicanos para que el Congreso apruebe, antes de que termine el año, el proyecto que legaliza a los indocumentados que llegaron a Estados Unidos de niños.
La iniciativa se convirtió en una batalla contrarreloj desde que el presidente Donald Trump eliminó DACA, la orden ejecutiva que permitía a estos muchachos estudiar y trabajar legalmente.
Pelosi adelantó que cinco congresistas republicanos habían expresado apoyo a la ley que daría a los «dreamers» -soñadores- residencia condicional y luego permanente, antes de la ciudadanía.
«Necesitamos 20 más que sabemos que están ahí, nos han dicho», indicó en una rueda de prensa en Los Ángeles, donde se reunió, junto a otros congresistas, con jóvenes temerosos de volver a las sombras.
La ley Dream -acrónimo del inglés de Development, Relief and Education for Alien Minors Act (Ley para el desarrollo, alivio y educación para menores indocumentados)- es un proyecto bipartidista que por más de una década no ha logrado ser aprobado en el Congreso.
«La pasamos en 2012 (en la Cámara baja) pero no conseguimos los 60 votos en el Senado», recordó Pelosi.
Fue allí cuando el expresidente Barack Obama emitió el decreto DACA, que por orden de Trump dejará de tener efecto el 5 de marzo.
Aunque el plazo para aplicar por la renovación de este permiso, que permitió a muchos jóvenes aplicar a becas y créditos universitarios así como trabajar durante su carrera, terminó el 5 de octubre.
– «Imprincipios» –
A setiembre, casi 700.000 muchachos se beneficiaban de DACA.
El secretario de Justicia y fiscal general, Jeff Sessions, anunció en septiembre el fin del programa, que este miércoles volvió a calificar de «ilegal» y una «extralimitación del Poder Ejecutivo».
«Si las personas están aquí ilegalmente, lo último que se debe hacer es subsidiar esa ilegalidad», zanjó en una audiencia en el Senado.
«El presidente dejó en claro que le gustaría tratar compasivamente a los jóvenes que han estado aquí mucho tiempo, y quiere una reforma en esa área, pero junto a otras cosas en la materia».
La Casa Blanca envió al Congreso a principios de octubre una lista de «prioridades y principios» para la definición de una política migratoria, que endurecía dramáticamente el combate a la inmigración ilegal.
Trump exigió que toda legislación sobre los ‘Dreamers’ incluya la financiación de un muro en la frontera con México y medidas contra niños y adolescentes que llegan solos desde Centroamérica huyendo de la violencia.
También reclamó contratar a miles de nuevos agentes fronterizos, fiscales y jueces migratorios; disminuir los fondos a las «ciudades santuario» que se niegan a denunciar a los indocumentados ante el gobierno federal y la eliminación de la lotería que otorga 50.000 permisos de residencia y trabajo por año.
Todo lo contrario al Dream Act «limpio», o sea sin condiciones, que piden los inmigrantes, sus defensores, los demócratas en el Congreso y un puñado de republicanos.
«Esos no son principios, son ‘imprincipios’ y no los podemos aceptar», zanjó Pelosi, que se reunió con Trump y el líder de la bancada demócrata en el Senado, Chuck Schumer, antes de la publicación de estas condiciones.
Con todo, Pelosi está empeñada en conseguir los votos para aprobar la ley.
«Creo que él [Trump] cree en los ‘dreamers’, nos lo dijo, que comparten valores (…). Confío que honrará su compromiso porque el pueblo estadounidense quiere que así lo haga», señaló, confiada en que una ley que salga del Congreso recibirá la sanción presidencial.
«Ha dicho una y otra vez que si llega a su escritorio la firmaría», afirmó.