Río de Janeiro (AFP) – Ni la ‘Seleçao’ escapa de la división política de Brasil. Tite es el más reciente blanco de ataques de los seguidores de Jair Bolsonaro. Su ‘delito’: cuestionar la Copa América, torneo respaldado por el presidente ultraderechista.
En las redes sociales, las tribunas ante el veto al público en los estadios, el técnico ha sido llamado «antipatriota», han promovido su salida con varias etiquetas (#ForaTite, la principal) e impulsan a Renato Portaluppi, laureado exentrenador del Gremio de Porto Alegre, cercano a Bolsonaro, para reemplazarlo.
El andar reluciente del equipo nacional, líder del premundial sudamericano con puntaje perfecto en seis partidos y primer clasificado a cuartos de la Copa América, es marginal. Al DT, quien habla muy poco de política, le cobran sus cuestionamientos a la organización «desastrosa» del torneo.
«Los ataques que ocurren en estos momentos con Tite, que antes sucedieron con periodistas, políticos, artistas, tienen la lógica de destruir la imagen del entrenador», explica a AFP el sociólogo Rodrigo Monteiro, de la Universidad Federal Fluminense.
Monteiro se refiere a agresiones contra opositores de Bolsonaro por el llamado «gabinete de odio», dirigido, según los medios, por Carlos Bolsonaro, el tercer hijo del presidente.
Ese grupo informal, que opera desde el palacio presidencial de Planalto, es el origen de campañas incendiarias en las redes sociales contra los enemigos del mandatario. También es sospechoso de publicar informaciones falsas.
«La preocupación no es con el hecho, con la realidad, es con la deconstrucción de la imagen del técnico de la selección brasileña y, más que eso, la colocación de alguien ligado al bolsonarismo. No importa el hecho, es la lógica de las ‘fake news'», agrega Monteiro.
El origen –
La ‘cacería’ virtual se desató días antes de que la pelota empezara a rodar en Brasil con el apoyo de Bolsonaro, uno de los líderes más cuestionados por su manejo caótico de la pandemia, que deja más de medio millón de muertos en el país.
La inesperada asignación del gigante latinoamericano como sede, a dos semanas del primer partido y en medio de temores de una tercera ola de covid-19, asaltó por sorpresa a la ‘Canarinha’, concentrada en los juegos premundialistas contra Ecuador y Paraguay del 4 y 8 de junio.
El plantel manifestó a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) su oposición a la organización del campeonato, tras los retiros de Argentina y Colombia.
Las ruedas de prensa de los jugadores fueron canceladas y Tite, en la comparecencia obligatoria antes del choque con Ecuador, se rehusó a opinar sobre la Copa, aunque advirtió que él y sus jugadores lo harían una vez que la doble jornada eliminatoria terminara.
Después se supo que él y sus jugadores no eran partidarios de que el campeonato se realizara.
«El entrenador no quiere [dirigir] más, Cuiabá [recién ascendido a la A) necesita entrenador, ¿no?», dijo el vicepresidente Hamilton Mourao un día antes del juego contra Paraguay.
Entonces se rumoraba que el presidente de la CBF, Rogerio Caboclo, lo reemplazaría por Portaluppi. La continuidad de Tite pareció asegurada cuando el directivo fue apartado del cargo, una semana antes del comienzo del torneo, que se inauguró el 13 de junio, por una denuncia de acoso sexual.
Foto de la discordia –
Pero los cuestionamientos contra Tite no cesan, sin importar que su equipo no pierde en partidos oficiales desde el Mundial de Rusia-2018 (Bélgica 2-1).
«La selección no tiene lugar para un comunista», «Antipatriota, arrogante», «Eres militante petista [el partido del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva]»…generalmente los comentarios bombardean las redes durante los partidos o las conferencias de prensa de la pentacampeona mundial.
Algunos acompañan sus mensajes con una foto de Tite sonriendo al lado de Lula, principal opositor de Bolsonaro. De ahí que lo llamen «comunista», como el actual presidente se refiere al gobierno del exmandatario (2003-2010).
La imagen fue tomada en julio de 2012 cuando una comitiva del Corinthians le llevó a Lula la Copa Libertadores que ganaron días antes bajo órdenes de Tite. Para la época, el exmandatario izquierdista, hincha del ‘Timao’, ya había dejado el poder.
En diciembre de 2018, a días de que Bolsonaro asumiera la presidencia, Tite aseguró que fue un error haberle ofrecido el trofeo a Lula porque «mezclar deporte y política no era bueno».
Quizás por esa postura saludó distante al actual jefe de Estado durante la premiación de la Copa América-2019 en el Maracaná. Bolsonaro le puso la medalla de campeón e intentó un abrazo, pero Tite limitó la salutación a un apretón de manos.
«Sólo de fútbol. No quiero entrar en eso», respondió al ser interrogado por la escena.
Dos años después, cuestionado sin tregua por sectores de extrema derecha, el técnico quiere mantener la pelota dentro del campo: «La mejor manera de retribuir el cariño de las personas que me apoyan y el respeto de los que están en contra es hacer mi trabajo de la mejor forma posible. Con eso me voy a quedar».