Washington (AFP) – El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó esta semana que cortará la ayuda a Honduras, Guatemala y El Salvador por su incapacidad para evitar el avance de miles de migrantes en caravana hacia Estados Unidos. ¿Puede realmente hacerlo? Y más aún, ¿le conviene?
La caravana, actualmente en el sur de México e integrada por más de 7.000 personas según la ONU, ha enfurecido a Trump desde que partió de la ciudad hondureña de San Pedro Sula la madrugada del 13 de octubre.
Cuando se acercan las elecciones estadounidenses de mitad de mandato, en las que el gobernante Partido Republicano puede perder el control del Congreso, Trump insiste con su duro discurso contra la inmigración, acusando a la oposición demócrata de leyes demasiado laxas y reiterando sus amenazas de cerrar el grifo de la ayuda económica.
De acuerdo con USAID, la agencia estadounidense para el desarrollo internacional, el llamado Triángulo del Norte centroamericano recibió 539 millones de dólares en el año fiscal 2017, la mayoría dirigidos a Guatemala (249 millones), seguido de Honduras (175 millones) y El Salvador (115 millones).
Según expertos, Trump carece de autoridad para cancelar la asistencia asignada.
«Un presidente estadounidense tiene mucho poder en la política exterior, pero no tiene el derecho de ignorar el presupuesto aprobado por el Congreso», explicó a AFP Benjamin Gedan, asesor del Programa Latinoamericano del centro de análisis Wilson Center con amplia trayectoria en asuntos de América Central.
Dos normas, la Ley de Asistencia Extranjera y la Ley de Control de Confiscación, limitan la autoridad presidencial en este tema, según la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, en inglés), una ONG que monitorea la asistencia estadounidense a Centroamérica.
Eliot Engel, miembro de mayor rango de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes por el minoritario Partido Demócrata, emitió un comunicado recordándolo.
«Afortunadamente, el Congreso, no el presidente, tiene el poder del monedero, y mis colegas y yo no nos quedaremos de brazos cruzados mientras esta administración ignora la intención del Congreso», afirmó, señalando que su oficina ya tomó recaudos para garantizar que Trump no infrinja la ley.
Manuel Orozco, experto en Migración del centro de análisis Diálogo Interamericano, señaló a AFP que aún cuando el presidente puede suspender la asistencia a un país, especialmente si ésta está condicionada a un desempeño acordado, el Congreso también puede intervenir para determinar si la suspensión es proporcional al problema.
«La ayuda puede ser suspendida temporalmente a discreción del presidente», pero «solo puede recortarse si el Congreso y el Ejecutivo están de acuerdo», subrayó.
Más allá de las palabras de Trump, la Casa Blanca no ha dado indicios de avanzar en este tema.
– Cada vez menos asistencia –
Pero incluso si Trump decidiera instruir al Departamento de Estado a retener la ayuda, el impacto económico sería limitado para las economías del Triángulo del Norte, opinó la analista de Eurasia Group, Risa Grais-Targow.
«La ayuda de Estados Unidos para estos países ya se ha desacelerado y se espera que disminuya aún más en 2019, a alrededor del 0,3% del PIB para Honduras, del 0,2% para El Salvador y de menos del 0,1% para Guatemala», señaló.
WOLA advirtió que reducir la ayuda a esos países eliminaría dos categorías de asistencia. Por un lado, la vinculada a la seguridad fronteriza, y por otro, la relacionada con mejorar las condiciones que llevan a la migración, como la seguridad alimentaria, el desarrollo rural, la lucha contra la corrupción y la prevención de la violencia.
¿Le sirve a Estados Unidos cortar la ayuda económica al Triángulo del Norte centroamericano, una de las zonas más violentas del mundo y muy dependiente de Washington en términos de comercio y remesas?
Definitivamente no, coinciden expertos.
«Es difícil imaginar una política más contraproducente que cortar la asistencia a esos países, donde los gobiernos ya no tienen los recursos mínimos para solucionar los desafíos de inseguridad y subdesarrollo que producen esas propias olas de migrantes», dijo Gedan.
Para Engel, el enfoque de Trump hacia Centroamérica tendrá «el impacto opuesto al que pretende».
«El Salvador, Honduras y Guatemala están plagados de violencia y pobreza«, dijo. «La mejor manera de evitar que los centroamericanos emigren a Estados Unidos es continuar invirtiendo en sus comunidades para que no se vean obligados a hacer el peligroso viaje al Norte».
Según WOLA, las expresiones de ira y las amenazas no harán que el problema desaparezca.
«Finalizar la asistencia a Centroamérica socavaría los esfuerzos para abordar los factores que empujan a la migración», aseveró Adriana Beltrán, directora de Seguridad Ciudadana de WOLA.