México (AFP) – El presidente de México, Enrique Peña Nieto, dijo este sábado que la corrupción y la impunidad son los principales retos que enfrenta su partido, el PRI, y aseguró que quienes hayan incurrido en estos actos deberán enfrentar las consecuencias.
«Quienes han traicionado la confianza de la gente y de nuestro partido deberán enfrentar las consecuencias de sus actos y así está sucediendo», afirmó Peña Nieto, durante la clausura de la asamblea nacional partidaria.
El Partido Revolucionario Institucional, que gobernó México por más de 70 años hasta el 2000, y retomó el poder en 2012 con la elección de Peña Nieto, ha sido golpeado en años recientes por graves escándalos de corrupción que llevaron a la captura de cinco exgobernadores estatales, militantes del partido.
«Hemos actuado con firmeza y sin contemplaciones frente a quienes han violado la ley, pero el reto va mucho más allá, la verdadera tarea es atacar la impunidad en todas su manifestaciones», afirmó el mandatario durante el evento.
Uno de los casos más sonados es el del exgobernador de Veracruz (este), Javier Duarte, actualmente encarcelado y en juicio, pero que permaneció prófugo por casi seis meses, hasta su captura y extradición desde Guatemala.
Otros dos exmandatarios que militaban en el PRI, Tomás Yarrington de Tamaulipas (noreste) y Roberto Borge de Quintana Roo (sureste), se hayan a la espera de ser extraditados.
Pero hasta el propio Peña Nieto resultó salpicado por sospechas de corrupción.
Un reporte periodístico de 2014 desveló un conflicto de interés entre la esposa del mandatario y un importante contratista del gobierno por la compra de una lujosa vivienda.
La investigación oficial determinó que no existió tal conflicto, aunque casi dos años después el presidente reconoció que cometió errores en su actuación frente al caso y pidió perdón públicamente a los mexicanos.
Durante su discurso del sábado, Peña Nieto reclamó que se pretenda denostar a todos los miembros del partido por los «casos individuales de militantes que se alejaron de nuestros principios».
Pese a los escándalos y a la baja popularidad de Peña Nieto, el PRI logró retener en junio el gobierno del Estado de México, el más poblado del país y considerado su bastión electoral.
Según analistas, dicho triunfo mantiene al partido a flote como una fuerza importante de cara a las elecciones presidenciales del 2018 y pese a haber perdido cinco estados en comicios celebrados el 2016.