Buenos Aires (AFP) – Un dólar oficial, otro ‘blue’, un dólar-soja, otro vinculado a títulos: el control de cambio en Argentina ya era un dolor de cabeza para las empresas privadas, pero medidas más drásticas que les obligan a reestructurar sus deudas les asestan ahora un golpe más duro.
En una crisis económica agravada por la pandemia del covid-19, con acelerada pérdida de reservas internacionales, nadie pone en duda en Argentina la urgencia de aumentar las exportaciones. La meta del gobierno es que pasen de 65.000 millones de dólares a 100.000 millones al año.
Pero el ambiente no es favorable a los negocios.
Además de las fuertes limitaciones para que los particulares adquieran divisas, el gobierno anunció que las empresas privadas con deuda en el exterior de más de un millón de dólares deberán reestructurar 60% de sus acreencias.
«Eso significa que el Banco Central no les venderá los dólares. El problema es que el piso de la tasa de interés pasa a ser el del índice de riesgo país (1.350 puntos)», explicó a la AFP el economista Matías Rajnerman, de la firma Ecolatina.
Las alternativas para las empresas son o bien caer en default o refinanciar su deuda en dólares a tasas de interés del 13%, explicó.
Según el economista Héctor Rubini, de la Universidad del Salvador, «eso perjudica a la mediana empresa exportadora, que necesita importar insumos y es a la que se debe apuntar para la reactivación económica de la próxima década».
«Posición defensiva»
La medida del Banco Central abarca los vencimientos de deuda privada por un lapso de seis meses, desde octubre hasta marzo. El monto total es de 1.253 millones de dólares, según un informe de la calificadora de riesgo Moody’s.
«El sector corporativo deberá afrontar un mercado de deuda cerrado o asumir un costo de financiamiento en dólares incompatible con las tasas de rentabilidad locales. En este contexto, entendemos que las empresas argentinas tomarán una posición defensiva, reduciendo significativamente su plan de expansión y revisando su estructura de costos», estimó Moody’s.
Las reservas internacionales brutas de Argentina han caído en más de 10.000 millones de dólares en los últimos años y se ubican en unos 41.000 millones de dólares actualmente. Pero los analistas estiman que las líquidas están en torno a los 5.000 millones de dólares. Con un control de cambio instaurado en 2019, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el del mercado negro se hace cada vez mayor.
Lisandro Gordó, productor de soja, maíz, trigo, sorgo, cebada y arveja en la provincia de Buenos Aires, piensa que la gran diferencia entre los tipos de control de cambio no puede durar mucho.
«Ningún inversor va a traer un dólar a 75 pesos (tipo de cambio oficial), cuando vale 145 pesos (en el mercado negro). Lo que ocurre generalmente es que sube el piso del cambio oficial», dijo Gordó a la AFP.
Además, sostiene que en contextos así «los importadores sobrefacturan y los exportadores subfacturan».
Cierre a las importaciones
Al productor le preocupa el momento porque sabe que «cuando cualquier gobierno se queda sin dólares, cierra las importaciones», y los sembradíos -sostiene- necesitan productos que se adquieren en el exterior.
«El año que viene, los agroquímicos van a entrar al tipo de cambio libre. Pero aún así, los campos no pueden dejar de sembrarse», argumentó al lamentar que el país no pueda desarrollar toda la capacidad de su sector agropecuario.
Además del tipo de cambio múltiple, Gordó cuestiona la carga tributaria, tanto nacional como provincial y municipal, que calcula en 70% de los ingresos de un productor.
«Hace diez años, Argentina y Brasil producían la misma cantidad de soja. Hoy Argentina está estancada en unos 50 millones de toneladas al año y Brasil produce más de 100 millones de toneladas», ejemplificó.
En Argentina se manejan al menos siete tipos de cambio diferentes.