Lima (AFP) – Cientos de aves muertas, miles de pescadores sin trabajo y muchos comercios cerrados es el balance en Perú dos meses después del derrame de unos 12.000 barriles de crudo en el mar.
El derrame del 15 de enero, calificado como «desastre ecológico» por el gobierno peruano, ocurrió mientras el buque tanque «Mare Doricum», de bandera italiana, descargaba crudo en la refinería de La Pampilla en Ventanilla, 30 km al norte de Lima, propiedad de la petrolera española Repsol.
Unas 150 personas, en su mayoría pescadores, participaron este martes en una protesta contra la empresa frente a la embajada de España de Lima, observaron periodistas de la AFP.
Según la empresa, el accidente se debió al «movimiento incontrolado» del buque que descargaba el crudo en un ducto submarino de la refinería debido al oleaje causado por la erupción volcánica en Tonga, al otro lado del océano Pacífico.
«Seguimos encontrando aves muertas y afectadas por el petróleo tras dos meses del derrame», dijo a la AFP Deyvis Huamán, un responsable del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), que depende del Ministerio del Ambiente.
«Las aves muertas son llevadas a la Universidad Cayetano Heredia [en Lima] para determinar las causas de su muerte con una necropsia», agregó.
Huamán explicó que «la incidencia del hidrocarburo ha bajado en las playas» luego del trabajo de limpieza por parte de la empresa española.
Según el Sernanp, han sido encontradas 349 aves muertas hasta el 4 de marzo.
Además, «se han rescatado 78 aves [vivas], las cuales han sido trasladadas y entregadas al Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) para su atención veterinaria y posterior recuperación» en un zoológico de Lima, indicó el funcionario.
Las aves afectadas anidaban principalmente en la Zona Reservada de Ancón, al norte de Ventanilla, y en la Reserva Nacional del Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras de Perú.
Entre las especies más afectadas por el derrame destacan los piqueros, guanay y pingüino de Humboldt, una especie en peligro de extinción.
«Estamos en la calle» –
La mancha negra de crudo fue arrastrada por las corrientes marinas hacia el norte hasta unos 140 km de la refinería, según la fiscalía, provocando la muerte de una cantidad indeterminada de peces, aves y mamíferos marinos.
Además, dejó temporalmente sin trabajo a miles de pescadores artesanales y provocó el cierre de restaurantes de pescados y mariscos.
El gobierno peruano calcula que por el vertido de crudo resultaron afectados al menos 5.000 pescadores y comerciantes de los distritos de Ancón, Santa Rosa, Ventanilla, Aucallama y Chancay.
«El derrame mató nuestra fuente de trabajo. Ahora nosotros estamos prácticamente en la calle», dijo a la AFP el presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ventanilla, Miguel Ángel Núñez.
Núñez indicó que el único apoyo que recibieron de la empresa fue un bono de 500 soles (125 dólares) entregado el 21 de enero.
«Estamos haciendo ollas comunes y viviendo de donaciones y algunos ahorros que teníamos», expresó el dirigente de las playas Cavero, Bahía Blanca y Costa Azul de Ventanilla, las más afectadas por el vertido.
Reapertura de playas –
Según, Repsol los trabajos de limpieza en el mar y la costa norte de Lima tienen un avance superior al 92%.
«Tenemos 16 playas, las cuales ya se encuentran limpias, y estamos pendientes de su reapertura para uso público», indicó la empresa este fin de semana en un comunicado.
El Ministerio del Ambiente calcula que el derrame impactó en al menos 1.400 hectáreas de mar y tierra, y en unas 500 hectáreas de reservas de fauna marina protegida.
El ministro del Ambiente, Modesto Montoya, confirmó que el gobierno no entregará ningún bono a los afectados por el derrame, pero precisó que la empresa les entregará un adelanto de 3.000 soles (unos 750 dólares) de una indemnización.
Ocho directivos de Repsol tienen prohibición judicial de salir del país por el incidente, entre ellos el presidente de Repsol Perú, el español Jaime Fernández-Cuesta Luca de Tena. Los demás son peruanos.