Caracas (AFP) – Habituado ya a hablar de millones, Alexander, obrero de construcción, mira confundido los 10 bolívares que acaba de retirar de un banco de Caracas, tras media hora de fila. «No sé qué puedo comprar con esto, no entiendo», dice sonriente.
Las calles de Venezuela se adaptan lentamente a las reformas económicas que el presidente Nicolás Maduro puso en vigor el lunes.
Los nuevos billetes -que restan cinco ceros a la moneda en medio de la hiperinflación-, ya se pueden retirar en largas filas de cajeros automáticos, y los pagos electrónicos se normalizaron este miércoles.
Sin embargo, muchos se enredan al pagar o cobrar bolívares con cinco ceros menos.
«La gente no sabe con qué billetes pagar el transporte, si con los nuevos o los viejos. No saben qué vuelto (cambio) les van a dar», afirmó a AFP José Bravo, un jubilado de 63 años.
Complicando las transacciones, los billetes del nuevo cono monetario convivirán con los de la vieja familia, devorados por la inflación, pues solo sirven para pagar el transporte o la gasolina más barata del mundo.
«Si doy un billete de dos bolívares (200.000 de los salientes) y el pasaje cuesta 0,6 (60.000 bolívares de antes) ¿Cómo te dan el vuelto? A veces lo dan con billetes viejos y la gente pierde dinero», dijo a AFP Jonathan Campos, técnico en computación.
A Manuel, un mototaxista de Caracas, aún no le han pagado con los nuevos billetes, pero se ríe contando cómo se confunden sus clientes cuando le transfieren desde sus celulares.
«Una carrera corta son 20 bolívares (dos millones del saliente cono), y la gente a veces piensa que son 200 o 2.000, pero yo soy bueno, no me aprovecho y les explico», asegura el motorista.
– «Es una locura» –
Muchos respaldan el aumento del sueldo mínimo en alrededor de 3.400%, quedando en 30 dólares según la cotización oficial. No obstante, todos temen que en pocos meses sea pulverizado por la hiperinflación, que según el FMI podría superar 1.000.000% este año.
«Ese aumento es una locura, es muy excesivo y lo que va a traer es desempleo, porque muchos empresarios van a tener que botar gente. Y los que lo paguen, van a tener que aumentar precios», señaló Manuel.
Jonathan considera que los aumentos salariales deben ir acompañados de un aumento en la producción, algo que descarta por la caída de las exportaciones petroleras (fuente de 96% de las divisas del país).
La producción de crudo en Venezuela está en picada: de los 3,2 millones de barriles diarios que se exportaban en 2008, ahora solo se producen 1,4 millones, según la petrolera estatal PDVSA.
«Si no hay bienes, eso se traduce en inflación. Hay más masa monetaria en la calle y suben los precios», explicó Jonathan, el técnico en computación.
– «Maquillaje a la crisis» –
Algunos, como José Bravo, defienden el aumento y piden que el gobierno congele los precios de los productos básicos, en grave escasez.
Los ministros se reunieron este miércoles para definir «precios justos» de varios productos. El gobierno socialista dice ser víctima de una «guerra económica» de la derecha que contempla el alza de precios para generar descontento y derrocar al mandatario.
«Los empresarios quieren destruir el país. Lo que tiene que hacer Maduro es congelar los precios», consideró José.
La Fiscalía y la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) comenzaron a supervisar comercios con 68 fiscales expertos en delitos económicos, para evitar aumentos.
El gerente y el subgerente de un supermercado de Caracas fueron detenidos por un «remarcaje de precios de hasta 200%», anunció el ministro de Interior, Néstor Reverol, y el Sundde informó de al menos otros cinco responsables de supermercados apresados.
En medio de una grave escasez de medicinas, la Sundde ordenó a una de las principales cadenas farmacéuticas del país que congele sus precios.
«Le prohíbe ajustar sus precios después de un aumento descomunal del salario. La empresa sufrirá una pérdida de inventario considerable. La reposición será a un precio mucho mayor al vendido», dijo a la AFP el economista Henkel García, director de la firma Econométrica.
El economista y el mototaxista coinciden: «Si el gobierno pone precios fijos, los productos se desaparecen», resumió Manuel, encendiendo su moto.
Muchos venezolanos, que pasan horas en filas para comprar productos que escasean, como el pan, parecen resignados a que las reformas no funcionen.
«Lo que hicieron fue maquillar la crisis, el poder adquisitivo sigue igual. Estamos en una supuesta paz que está por estallar», aseveró Jonathan.