Managua (AFP) – La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) expresó el domingo su apoyo al obispo Rolando Álvarez, retenido desde hace cuatro días en su curia en condición de «casa por cárcel», cuyo sufrimiento, dijo, «toca el corazón» de la iglesia.
«La Conferencia Episcopal de Nicaragua ante la situación que vive nuestro hermano en el episcopado, Rolando José Álvarez, queremos expresar nuestra fraternidad, amistad y comunión Episcopal con él», manifestó el clero católico en un comunicado.
Señalaron que la situación de Álvarez, de la Diócesis de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, «nos toca el corazón como obispos e iglesia nicaragüense, pues si un miembro sufre, todos sufrimos con él».
Álvarez, un critico del gobierno de Daniel Ortega, fue acusado el viernes por la policía de intentar de «incitar el odio» y «alterar la paz» para desestabilizar el país.
La acusación fue anunciada luego de que el obispo denunciara por Facebook que la curia donde vive y trabaja estaba rodeada de policías desde el pasado jueves.
La policía aduce que la Diócesis que preside Álvarez ha provocado «un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz (..) con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua», y anunció la apertura de una investigación.
La jerarquía católica nicaragüense subrayó sin embargo este domingo, citando palabras del anterior papa emérito Benedicto XVI, que la Iglesia proclama únicamente el «evangelio de la paz»
En la iglesia «proclamamos el Evangelio de la paz y está abierta a la colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para cuidar este bien universal», indico el CEN.
Los obispos nicaragüenses subrayaron además que la misión de la iglesia es construir una «civilización del amor de la que siempre nos habló el papa Juan Pablo II», fallecido en 2005.
Ni Francisco, ni el Vaticano se han pronunciado sobre la situación del obispo Álvarez en Nicaragua.
Ortega ha considerado a los obispos de su país de «golpistas» por apoyar las protestas antigubernamentales del 2018, que, según el gobierno, fueron parte de un fallido golpe de Estado promovido por Washington.
Los religiosos de Latinoamérica alzaron su voz en apoyo a Álvarez: «El asedio a sacerdotes y obispos, la expulsión de miembros de comunidades religiosas (…) nos duelen profundamente», dijo el obispo peruano Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM).