Castries (Santa Lucía).- El cacao, nombre que proviene del griego Theobroma Cacao, que significa “alimento de los dioses”, ha sido un elemento esencial de la isla caribeña de Santa Lucía desde su llegada allá por el 1660. Desde una humeante taza de cacao caliente hasta deliciosos bombones, pasando por sabrosos adobos, sus usos son ilimitados.
El té de cacao, por ejemplo, es una tradición isleña transmitida de generación en generación. Con el tiempo, los santalucenses han perfeccionado el arte de elaborarlo con barras de cacao recién molidas y especias frescas, como nuez moscada, canela o laurel.
Durante el auge de la industria bananera en la década de 1960, el cacao se encontraba en un segundo plano. Antes de 1993, los bananos procedentes de los países de África, el Caribe y el Pacífico gozaban de acceso preferencial a los mercados de la Unión Europea debido a unas políticas especiales que favorecían a los bananos de las antiguas colonias. Sin embargo, a principios de la década de 2000 se introdujeron importantes modificaciones en ese acuerdo comercial.
Un tiempo después, la industria bananera santalucense estaba al borde del colapso.
“La industria del cacao ha pasado por altibajos, y ahora la situación vuelve a ser buena”, exclama Cuthbert Monrocq, experto local en cacao y agricultor. Su rostro irradia orgullo al hablar sobre el resurgimiento de la industria del cacao.
Cuthbert es cacaocultor desde hace 24 años. Empezó como jornalero en una explotación agrícola local, pero con los años su conocimiento del sector y sus aptitudes empresariales fueron creciendo.
En la actualidad es propietario de Montuzuma Family Estate, una finca de unas cuatro hectáreas donde cultiva setas y hortalizas, amén de ofrecer visitas agroturísticas a la explotación. Pero su principal cultivo es el cacao.
Cuthbert lleva levantado desde las 3.30 de la madrugada y, como casi cualquier mañana, empieza el día con una taza humeante de té de cacao. Su enérgico paso, a pesar de sus 67 años, lo lleva a recorrer su frondosa y extensa finca mientras el sol se asoma entre los gigantescos árboles de cacao.
Explica que empezó a cultivar cacao en 2000 y se enorgullece de emplear técnicas de cultivo sostenibles y ecológicas. Su reserva de árboles también proporciona material de injerto, el método preferido para propagar el cacao con el fin de garantizar la sostenibilidad de la industria.
Más tarde, Cuthbert trabajó con agricultores locales para ayudarles en la propagación de las plantas de cacao, al tiempo que seguía suministrando el producto a una cadena hotelera que constituye el mayor mercado de cacao de la isla.
En 2018, Cuthbert creó una organización en su comunidad para capacitar a jóvenes agricultores. Su pasión por el sector es tan grande que se mudó de su casa para hacer de ella una planta de procesamiento para el grupo. Durante la remodelación, vivió en una pequeña cabaña de unos 30 metros cuadrados que solía hacer las veces de almacén.
Dada su amplia experiencia y conocimiento de la industria del cacao, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), junto con el Ministerio de Agricultura de Santa Lucía, recurrieron a la experiencia de Cuthbert cuando organizaron un taller para revitalizar la industria del cacao en la isla.
El taller capacitó a más de 40 agricultores, agroprocesadores y agentes de extensión en las mejores prácticas para la producción y el procesamiento del cacao. Los agricultores aprendieron sobre el manejo integrado de plagas, como la identificación de plagas y enfermedades, la poda sanitaria, el diseño de un drenaje adecuado para gestionar la humedad y los tratamientos apropiados.
También aprendieron sobre herramientas y técnicas para la cosecha, los métodos adecuados para abrir las vainas y extraer las semillas, las etapas y los signos de fermentación y, finalmente, el secado y almacenamiento de los granos de cacao para evitar pérdidas.
“Me siento honrado y agradecido. Trabajé como Oficial de extensión en el Ministerio de Agricultura de 1983 a 2010, así que me hace mucha ilusión haber sido invitado a participar en este taller”, exclama Cuthbert.
“He disfrutado especialmente viendo cómo los participantes reconocían las diferencias de sabores y olores al probar los distintos chocolates, desde los sabores amargos a los dulces y del fuerte aroma avinagrado a las fragancias afrutadas, florales e intensas del chocolate”.
“Nuestro cacao es uno de los mejores del mundo y es ideal para elaborar un rico chocolate. Además, es una excelente oportunidad como fuente de ingresos para Santa Lucía y para que los jóvenes se dediquen al cultivo del cacao”, afirma Cuthbert.
Santa Lucía es uno de los nueve principales exportadores de cacao 100 % fino o aromatizado, siendo el Reino Unido su principal mercado. Además, es uno de los 23 principales productores de cacao prémium del mundo, según la Organización Internacional del Cacao, que calificó el chocolate de la isla como excepcional.
El mercado internacional del cacao está creciendo rápidamente debido a la creciente demanda de productos de chocolate de primera calidad, como el chocolate “del grano a la barra”, el orgánico y el de origen único.
Este auge del mercado significa que el cacao puede alcanzar precios superiores en los mercados internacionales, lo que supone una gran oportunidad para los agricultores de Santa Lucía.
La capacitación de la FAO está ayudando a los cacao cultores de la isla a prepararse para aprovechar esta oportunidad. Los 43 participantes en la capacitación valoraron muy positivamente el taller, y un 90 % consideró que habían mejorado en todos los ámbitos de la producción de cacao, desde la agronomía hasta la cosecha, la fermentación y el almacenamiento.
Mientras el sol se pone sobre su explotación de cacao, Cuthbert termina el día como lo empezó, con una taza de cacao, seguro de que cada vez más gente podrá disfrutar del maravilloso chocolate de su isla natal.
El derecho a la alimentación es un derecho humano universal. Este año estamos promoviendo eso y mucho más. En la comida que nos alimenta debe tenerse en cuenta la diversidad, la nutrición, la asequibilidad y la accesibilidad, así como la inocuidad y la sostenibilidad. Aún hay más de 2 800 millones de personas que no pueden permitirse una dieta saludable. A medida que nos acercamos al Día Mundial de la Alimentación, que se celebrará el 16 de octubre, la FAO hace hincapié en que el derecho a la alimentación, que satisface todos estos pilares, es crucial para una vida y un futuro mejores para todos.