Bogotá (AFP) – La derecha se lanzó a la reconquista de la presidencia en Colombia. Favorito en las encuestas, su candidato es un joven y novato en política que recorrió el país prometiendo endurecer el pacto de paz con las FARC, erradicar la corrupción y mejorar la economía.
«¡Llegó el momento del cambio!», exclama Iván Duque, de 41 años, al cierre de una campaña que defiende la libertad de empresa y los valores tradicionales de la familia.
Con la voz que le queda tras la maratón de discursos de las últimas semanas, Duque se presenta como un «gallo de pelea» dispuesto a «defender a Colombia».
«Vamos a bajar impuestos y a subir los salarios de los trabajadores colombianos», promete.
Sus partidarios corean «Duque presidente» y agitan globos naranjas y blancos. Y entonces él se entusiasma y promete la «victoria el 27 de mayo», en el primer turno de las presidenciales.
El aspirante de la coalición conservadora que lidera el Centro Democrático y de la que también forman parte grupos evangélicos, trabajó 12 años como economista en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero en la política apenas acumula cuatro años como senador.
Sin embargo cuenta con un apoyo de peso: el del controvertido y popular expresidente Álvaro Uribe, «el papá de Colombia», como lo presenta el animador de la tarima.
Reelegido senador en las legislativas del 11 de marzo, Uribe, 65 años, está impedido por ley para buscar un nuevo mandato tras ocho años de gobierno (2002-2010).
Corpulento, de cabellos grises, Duque busca representar al 73% de colombianos que tienen menos de 45 años, y volar por cuenta propia.
– Modificar la paz –
Uribe presenta a su pupilo como «una fortuna para la patria» y rechaza que la oposición lo retrate como una marioneta.
No obstante, el expresidente «será un factor de poder importante y la relación entre los dos es la gran incógnita», sostiene a la AFP el politólogo Yann Basset, de la Universidad del Rosario.
En las encuestas, Duque le saca una ventaja de 12 puntos a su mayor rival, Gustavo Petro, exguerrillero y exalcalde de Bogotá (58 años) y a quien la derecha le achaca una supuesta simpatía con el modelo chavista que podría conducir a Colombia a la debacle venezolana.
Duque no pierde chance para marcar distancia y tachar de «dictador» al presidente Nicolás Maduro.
Aun con el impulso de los sondeos, parece que no podrá reeditar la hazaña de Uribe de ser elegido en primera vuelta con más de 50% de votos, y deberá ir al balotaje el 17 de junio.
La inesperada derrota del «Sí» al acuerdo de paz con la exguerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), durante el plebiscito de 2016, mostró que el resultado de los escrutinios no siempre es predecible en los sondeos.
De momento, Duque insiste en modificar ese pacto para impedir la llegada al Congreso de exguerrilleros implicados en delitos graves.
Queremos que «quienes han cometido crímenes de lesa humanidad tengan sanciones proporcionales que sean incompatibles con la representación política, para que no se configure impunidad», responde a la AFP.
– Un prédica conservadora –
Con una gorra azul marino estampada con el nombre de «Duque», Jorge García, comerciante de 28 años, se identifica con el candidato. «Lo que queremos nosotros es mejorar lo que está mal. Hay ciertas cosas del acuerdo de paz que no están bien negociadas».
Duque promete mano dura contra el «cáncer de la corrupción» y del narcotráfico, en el país que más produce cocaína en el mundo.
También propone «recuperar la economía, eliminando el derroche» mediante una reforma para recortar burocracia. Durante el gobierno de Uribe, Colombia creció un promedio de 4,3% y bajo el de Santos 3,8%.
Con Marta Lucía Ramírez, exministra de Defensa de Uribe y quien podría ser la primera vicepresidenta de Colombia, Duque también se juega la carta de los valores cristianos en un país de mayoría católica.
«Si educamos bien al niño, no tendremos que castigar al adulto», sostiene en medio de aplausos antes de prometer «cátedras de educación cívica y urbanidad en los colegios», «cadena perpetua para violadores y asesinos de menores» y la prohibición de «la dosis personal de droga».
Presentándose como defensor de los más pobres, los militares, los jubilados, los discapacitados y los jóvenes, Duque propone una «Colombia de la legalidad».
«¡Yo no quiero ser un presidente encumbrado en un palacio porque mi palacio es el pueblo colombiano!», exclama.
Entre la multitud, Mary Cerón, 38 años, secretaria, está encantada: «Es un presidente ¡ya lo llamo presidente! joven, con ideas innovadoras (…) que pretende cambiar y generar una forma de gobierno diferente».