Bogotá (AFP) – América debe estar «alerta» frente a los ejercicios de defensa «inamistosos» que inició el gobierno de Nicolás Maduro con el apoyo de Rusia, que envió dos bombarderos a Venezuela, afirmó el miércoles el presidente de Colombia, Iván Duque.
El mandatario aseguró al telediario Noticias RCN que no es la primera vez que el país vecino usa aviones de combate como «herramientas de provocación» y que siegue siendo preocupante.
«El continente debe estar alerta. Este no solamente es un acto inamistoso con Colombia, sino es un acto inamistoso (…) frente a una región que tiene claro que hay una cosa que se llama el Tratado de Asistencia Recíproca donde si hay alguna agresión, todos los países deben proteger al país agredido», declaró Duque.
El envío forma parte de unos ejercicios destinados a la defensa del país con las mayores reservas de petróleo del mundo, que enfrenta una severa crisis económica y al mismo tiempo sanciones financieras de Estados Unidos.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, condenó en Twitter las maniobras afirmando que se trata de «dos gobiernos corruptos derrochando fondos públicos y reprimiendo la libertad mientras su pueblo sufre».
Por su parte, un portavoz del Kremlin criticó esa respuesta como «poco diplomática», tildando el mensaje de «inaceptable».
Aliado estratégico de Washington y «socio global» de la Alianza Atlántica OTAN, Colombia lidera la presión regional que pretende «asfixiar diplomáticamente» al gobierno de Maduro, al que tacha de «dictadura».
El domingo el mandatario venezolano denunció una vez más los supuestos planes de Estados Unidos para derrocarlo, en una conspiración que, según él, involucra a Colombia.
Bogotá, que ha negado enfáticamente buscar la salida por la fuerza del gobierno de Maduro, insistió el martes en que seguirá actuando con «prudencia» frente a las maniobras venezolanas.
Colombia «no se deja amedrentar, pero tampoco se deja provocar ni sale a provocar a los vecinos, a ninguno de nuestros vecinos», sostuvo el ministro de Defensa, Guillermo Botero.
Los dos países latinoamericanos, que comparten una frontera de 2.200 km, prácticamente mantienen congeladas sus relaciones desde mediados de 2017, y cada tanto escalan su guerra de declaraciones