El Consejo de Federaciones Mexicanas (COFEM) extendió una mano a los habitantes de varios pueblos de los estados de Puebla y Morelos que resultaron afectados por los terremotos ocurridos en México a mediados de septiembre de 2017.

Miguel Pérez, presidente de COFEM, destaca que esa iniciativa nació poco después del terremoto. Para ello, convocaron a una reunión de emergencia, en donde se comprometieron “a igualar las donaciones de cada organización y federación que pertenece a COFEM”.

La jornada de distribución de alimentos se realizó durante las dos primeras semanas de diciembre.

En algunos pueblos, indicó Pérez, muchas casas se derrumbaron o fueron declaradas inhabitables debido a los extensos daños estructurales.

“Muchos estaban viviendo a la intemperie, con unos plásticos que ellos pusieron”, dijo Pérez. “Pero también la comunidad judía mexicana hicieron donaciones de casas de campaña a los que tuvieron pérdida total de sus casas”.

Un mensaje de solidaridad para sus compatriotas

Muchos de los habitantes que conoció Pérez en Morelos y Puebla le comentaron que el gobierno les había otorgado un apoyo monetario de entre 15,000 a 18,000 pesos (775 a 950 dólares). Sin embargo, ellos no consideraban esa cantidad suficiente para reconstruir sus viviendas.

“Como muchos de ellos se quedaron sin trabajo, sin sustento, escuché de las personas allí que muchos lo estaban utilizando para comer porque no tenían ningún tipo de comestible o económicamente”.

Cada despensa, destaco Pérez, contenía todo lo básico para una familia, como arroz, frijoles, azúcar y café. Entre Morelos y Puebla repartieron unas 1,200 despensas, que alcanzaba para alimentar a las familias durante una semana como mínimo.

“Nos dedicamos primero a repartir a las personas afectadas por el terremoto y cuando veíamos a personas con necesidad, también les dábamos”, dijo Pérez. “Pero no solamente es la despensa. Yo creo que también es el estímulo de mandarles un mensaje de que alguien se acuerda de ellos”.

La recaudación de los fondos tardó unos dos meses, por lo que las despensas se comenzaron a entregar a mediados de diciembre. Sin embargo, Pérez considera que fue una época adecuada para ayudar a todos.

“Ahí prácticamente anduvimos ayudando a los que posiblemente no los ayudaron o a las personas de la tercera edad que posiblemente no pudieron acudir a lo que estaban haciendo otras organizaciones”, dijo Pérez, quien viajó acompañado de Juan Matus, otro representante de la organización.

Fuentes de ayuda para los más necesitados

La visita a esas comunidades también les sirvió para darse cuenta que muchos de sus residentes desconocen los proyectos financieros que podrían ayudarles, como el Programa 3×1.

“Desafortunadamente, no muchas comunidades con migrantes saben de estos programas, por lo que es cuestión de difundir esta información.

Con esta experiencia, tanto Pérez como Matus han pensado en proponer a la directiva de COFEM la creación de una rama de ese consejo en México, para extender la ayuda a las comunidades que lo necesiten.

“Sería muy importante tener un COFEM en México, porque junto con COFEM en Estados Unidos podríamos ayudar a muchas organizaciones que tienen la voluntad y la generosidad de mejorar sus lugares de origen”, dijo Pérez.

Otra idea que nació de este viaje es la posible creación de un banco de alimentos para las personas necesitadas.

“Elaboraríamos un banco de datos de las personas que están en extrema pobreza y lograr llevarles algo que comer a través de las organizaciones que nos apoyaron cuando estuvimos allá”, dijo Pérez, refiriéndose a Ciudades Hermanas de Temixco, el Club Rotario de Puebla y el Club Rotario de Morelos.