París (AFP) – Todavía exultante por los éxitos cosechados en los Óscar y certámenes como la Berlinale, el cine latinoamericano celebra a partir de este viernes su 30º festival de Toulouse, con una programación paritaria, reflejo, según los organizadores, de la fuerza de las cineastas en la región.
Desde sus inicios hasta la actualidad, Cinelatino se ha ido expandiendo a la par con la producción en Latinoamérica, que este mes se llevó un Óscar a la mejor película extranjera («Una mujer fantástica», del chileno Sebastián Lelio), en una edición en que «La forma del agua«, del mexicano Guillermo del Toro, se alzó con tres galardones, especialmente mejor filme y mejor director.
Al hacer balance en el aniversario del festival, su cofundador Francis Saint-Dizier recuerda la precaria situación del cine latino 30 años atrás, víctima colateral de dictaduras que asfixiaron la cultura, celebrando el giro de los últimos años.
«Hay toda una nueva generación de cineastas, que gracias a la cofinanciación (entre países) hallan los recursos para hacer una película», dijo Saint-Dizier por teléfono a la AFP.
«La creación de escuelas de cine en todos los países de América Latina y la revolución digital que ha permitido que los rodajes sean más simples y menos costosos» también están detrás del boom cinematográfico, apunta.
Incluso un país como Paraguay, tradicionalmente ausente a nivel internacional, dio la campanada este año en la Berlinale al recibir dos recompensas por «Las Herederas», ópera prima de Marcelo Martinessi, mientras la mexicana «Museo» también fue galardonada.
– Paulina García, invitada de honor –
En Cinelatino, 12 filmes están en liza para los premios que serán anunciados el 24 de marzo: «Zama», lo último de la argentina Lucrecia Martel, la multipremiada cinta argentina «Sinfonía para Ana», dos sobre el Periodo Especial en Cuba («Candelaria» y «Sergio & Serguéi») y «Severina», con un reparto multinacional y basada en un cuento del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa.
Completan la selección las brasileñas «Azougue Nazaré» y «Mormaço», la chilena «Cabros de mierda», la puertorriqueña «El silencio del viento», así como las coproducciones «Matar a Jesús», de la colombiana Laura Mora, «Princesita», de la chilena Marialy Rivas, y «Temporada de caza», de la argentina Natalia Garagiola.
La dirección es prácticamente paritaria (seis hombres, cinco mujeres y una mixta), mientras en la sección documental, destacan seis mujeres y un solo hombre.
«Hay muchas cineastas en América Latina que hacen películas de muy buena calidad. Por eso en nuestro festival hay a menudo una paridad así», afirmó Saint-Dizier.
Con la actriz Paulina García («Gloria») como invitada de honor, las «mujeres del cine chileno» será objeto de un debate en el que también participarán las cineastas Marcela Said («Los perros») y Claudia Huaiquimilla («Mala junta»).
Mayo del 68, del que se cumple medio siglo, tendrá cabida con el filme «No intenso agora», del brasileño Joâo Moreira Salles, para evitar la «mirada etnocéntrica que hay a menudo en Europa» y recordar que este movimiento de revuelta popular fue internacional, según Saint-Dizier.
En este festival nacido de un impulso solidario con América Latina cuando vivía unos de sus periodos más sombríos, destaca una sección especial dedicada a las asociaciones de ayuda, por ejemplo a los pueblos indígenas.
Unos 20.000 latinoamericanos viven actualmente en Toulouse, ciudad del sur de Francia en la que abundan universidades y escuelas superiores. La mayoría son estudiantes de paso, pero también están instalados hijos de refugiados chilenos y argentinos.