Port Louis (Mauricio).- «Me encanta el océano», asegura Saiasi Sarau, un fornido marinero de Fiyi con una amplia sonrisa. «Me ha ido bien desde que empecé a pescar de niño» reflexiona mientras contempla las tranquilas aguas del puerto de Port Louis, capital de Mauricio.

La pesca es el único medio de vida en la aldea donde creció, capturando peces de arrecife para alimentar a su familia antes de entrar en la escuela marítima. Después de graduarse, se abrió camino hasta convertirse en capitán antes de trasladarse a las Islas Cook para trabajar como observador pesquero.

Una vez al año, Saiasi viaja a la isla de Mauricio, en África oriental, para supervisar las actividades pesqueras del arrastrero F/V Will Watch. Desde su base en Port Louis, este buque con bandera de las Islas Cook surca las aguas del Océano Índico meridional en busca de especies de aguas profundas como el alfonsino y el reloj anaranjado.

«Mi trabajo consiste en recopilar datos científicos para ayudar a gestionar estas pesquerías», afirma Saiasi. Las salidas de pesca pueden durar hasta 10 semanas en el mar, tiempo durante el cual Saiasi lleva un registro de las capturas y capturas incidentales y recopila datos biológicos sobre los peces capturados.

También se dedica a la observación de aves. Entre las tareas de Saiasi se incluye además el registro de interacciones con aves, mamíferos y reptiles marinos. Lejos en el océano, son sobre todo los albatros los que se acercan al barco. Saiasi se asegura de que las cortinas de cuerda funcionen para desalentarles de picotear algo sabroso y quedar atrapados en la red. 

El proyecto de pesca en aguas profundas del programa Common Oceans, dirigido por la FAO y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), promueve la gestión pesquera responsable en aguas profundas y la conservación de la biodiversidad en alta mar. © FAO/Manoj Nawoor

Saber lo que está pasando

Esta vez, Saiasi está en Mauricio por otro motivo. Junto con una veintena de compañeros, ha participado en un taller sobre observación científica en la pesca de aguas profundas. Todos los participantes representan a países que pescan en el océano Índico y que son partes contratantes del Acuerdo de Pesca del Océano Índico Meridional (SIOFA), entre ellos China, Mauricio, Seychelles y Tailandia.

En esta calurosa mañana de diciembre con llovizna, el grupo está practicando cómo supervisar las actividades pesqueras a bordo del F/V Klondyke, un barco mauriciano que prepara su próximo viaje.

Están aprendiendo a seguir los procedimientos operativos estándar introducidos por uno de los instructores del taller, Isaac Forster, biólogo de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos.

Forster explica lo importante que es estandarizar para garantizar que los datos recopilados puedan utilizarse ampliamente. La independencia en la presentación de informes es igualmente importante, añade. «A menos que los observadores puedan trabajar de forma independiente, la calidad de los datos será cuestionable».

«Los observadores a bordo permiten saber lo que está sucediendo en una pesquería y cuál va a ser el efecto en el ecosistema», afirma Keith Reid, experto en pesca que dirige el taller organizado por el proyecto de pesca en aguas profundas del Programa de gestión pesquera global sostenible y conservación de la biodiversidad en las áreas fuera de la jurisdicción nacional (Common Oceans), liderado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Añade que esto es especialmente relevante en la pesca de altura, donde el efecto sobre el medio ambiente puede ser considerable.

Financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), el proyecto promueve la ordenación responsable de la pesca de altura y la conservación de la biodiversidad en alta mar.

El proyecto de pesca en aguas profundas del programa Common Oceans, dirigido por la FAO y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), promueve la gestión pesquera responsable en aguas profundas y la conservación de la biodiversidad en alta mar. © FAO/Manoj Nawoor

La sobrepesca entre las décadas de 1970 y 1990 provocó el colapso de muchas poblaciones de peces de aguas profundas y causó daños considerables en los hábitats del fondo marino. Desde entonces, las poblaciones se han ido recuperando lentamente, mientras que las directrices voluntarias y el fortalecimiento de la cooperación regional han contribuido a que la pesca en aguas profundas sea más sostenible.

Esta es la razón de ser del SIOFA, afirma Marco Milardi, responsable científico de esta organización regional de ordenación pesquera. La observación desempeña un papel fundamental, añade. «Proporciona los datos necesarios para tomar decisiones informadas sobre los niveles de captura sostenibles y reducir el efecto medioambiental de la pesca de fondo».

Un trabajo duro

Por la tarde, el cielo se ha despejado y el grupo entra en el Centro de investigación pesquera de Albion, justo al sur de Port Louis. En el interior, una oficial científica hace una demostración de recopilación de datos biológicos. Primero, pesa y mide el capitaine —pez emperador—, utilizado para la ocasión. Luego realiza una disección para evaluar su madurez reproductiva y edad.

Mientras observa, Lana Gabriel dice que echa de menos su época en el mar como observadora en barcos de pesca de atún en Seychelles, de donde es originaria. Aunque la mayoría de los observadores son hombres, nunca consideró que su género fuera un problema. «En Seychelles, las chicas participan más. Hacen lo mismo que los hombres».  

A Lana le gusta su trabajo actual en tierra como oficial de seguimiento electrónico, pero asegura que ver las imágenes de la cámara de un barco en la pantalla de un ordenador no es lo mismo que estar ahí fuera. Sin embargo, después de tener un bebé, no quería pasar tanto tiempo en el mar.

Saiasi y otros observadores están aprendiendo a estandarizar su supervisión de las actividades pesqueras para que los datos puedan utilizarse en contextos internacionales. © FAO/Manoj Nawoor

Saiasi está de acuerdo; es difícil estar alejado de tu familia durante tanto tiempo. Le gustaría convertirse en redactor de informes, trabajando con los que regresan de una misión en lugar de viajar todo el tiempo.

Cada vez que está fuera, su hijo de tres años le espera impaciente. Saiasi sonríe: «Lo único que quiere es ir a pescar. Como su padre».

Es un trabajo duro, pero la observación científica es fundamental para los esfuerzos internacionales por hacer más sostenibles las pesquerías de aguas profundas. Los datos recopilados sobre capturas y descartes permiten a los países evaluar la salud de las poblaciones de peces y tomar decisiones informadas sobre las medidas de ordenación adecuadas. Para promover la recuperación de las poblaciones de peces de aguas profundas, salvaguardar el medio ambiente y apoyar los medios de vida, la observación es un primer paso vital y los meses pasados en alta mar tienen, en última instancia, un valor inestimable.