Ginebra (Suiza).- El ciclón tropical Freddy ha marcado un nuevo récord en la historia de la meteorología al convertirse en el ciclón más duradero jamás registrado, con una impresionante duración de 36 días.
Este fenómeno no solo ha sorprendido a la comunidad científica, sino que también ha encendido las alarmas sobre los posibles efectos del cambio climático en la intensidad y duración de los eventos meteorológicos extremos.
Freddy se formó en el Océano Índico y durante su extenso recorrido, entre el 4 de febrero y el 14 de marzo de 2023, afectó múltiples regiones, dejando tras de sí una estela de devastación, pérdidas económicas y, desafortunadamente, vidas humanas.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha confirmado que este ciclón ha superado el récord anterior establecido por el huracán John en 1994, que duró 31 días.
La prolongada actividad de Freddy pone de relieve una preocupante tendencia hacia ciclones más intensos y longevos, un patrón que los científicos vinculan directamente con el calentamiento global.
El aumento de las temperaturas oceánicas, particularmente en el Océano Índico, está creando condiciones más propicias para que los ciclones tropicales se intensifiquen y persistan.
Este fenómeno no solo representa un récord meteorológico, sino que también es un claro indicativo de cómo el cambio climático puede estar alterando los patrones naturales de nuestro planeta.
Freddy ha llamado la atención internacional hacia la urgente necesidad de abordar las causas subyacentes del cambio climático y de implementar medidas efectivas para mitigar sus impactos.
Los expertos advierten que episodios como el de Freddy podrían volverse más frecuentes y severos en el futuro. Esta perspectiva pone en perspectiva la importancia de la investigación climática y de la inversión en infraestructuras resilientes que puedan soportar el aumento de fenómenos climáticos extremos.
Tras disiparse, las comunidades afectadas comenzaron el largo proceso de recuperación. Las historias de pérdida y resiliencia emergen, pintando un retrato vívido de la interacción humana con la fuerza implacable de la naturaleza.
Fue especialmente destructivo, sobre todo en Madagascar, Malawi y Mozambique.
Más de 1.200 personas murieron o desaparecieron y unas 2.100 resultaron heridas en Malawi. En Mozambique, más de 1.3 millones de personas se vieron afectadas, con más de 180 muertes. En Madagascar, casi 200.000 personas se vieron afectadas por la primera y la segunda llegada a tierra.
A nivel global, el evento ha revitalizado el debate sobre políticas climáticas eficaces y la necesidad de una cooperación internacional más estrecha para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático.
El récord establecido por el ciclón tropical Freddy no solo es un hito meteorológico, sino también un llamado a la acción. Es imperativo que las naciones del mundo unan esfuerzos para combatir el cambio climático y fomentar un futuro más sostenible y seguro para las generaciones venideras.
En un mundo donde los récords de Freddy pueden ser cada vez más comunes, la acción colectiva se convierte no solo en una opción, sino en una necesidad urgente.