Santiago (AFP) – Los chilenos volverán a mirar al cielo para admirar un nuevo eclipse total de sol este próximo lunes, pero a diferencia del ocurrido el año pasado, el fenómeno se desarrollará en plena pandemia y bajo estrictas medidas sanitarias para evitar contagios.
Si en 2019 el fenómeno oscureció los prístinos cielos del norte de Chile, donde se emplazan varios observatorios astronómicos, ahora será el turno de la región de La Araucanía, a unos 800 km al sur de Santiago, donde se asientan la mayoría de las comunidades indígenas mapuches, que miran este fenómeno -al que llaman Lan Antü- como la muerte temporal del sol.
A diferencia de lo que ocurrió el 2 de julio del año pasado en pleno desierto de Atacama, hasta donde se movilizaron cientos de miles de personas para observar el eclipse, se espera ahora una menor concurrencia, por las restricciones impuestas para evitar los contagios de coronavirus, que tienen a la región de la Araucanía, como una de las de mayores casos nuevos en el país.
Desde este jueves, los viajes desde la región Metropolitana, donde viven 7,1 de los 18 millones de habitantes de Chile, a las distintas ciudades del país quedaron prohibidos y se decretó cuarentena los fines de semana tras un incremento en los contagios.
Esa medida desalentó gran parte de los viajes previstos para observar esta nueva alineación de la Tierra con la Luna y el Sol, que tendrá lugar a partir de las 13H00 horas locales (16H00) del próximo lunes sobre las regiones de La Araucanía y Los Ríos, cuya zona de «umbra» (donde se puede observar el 100% del eclipse) abarcará una franja de unos 90 km, pasando por las ciudades de Pucón y Villarrica, con una duración de unos dos minutos y nueve segundos.
Con el imponente volcán Villarrica -uno de los más activos de Chile- y la rica vegetación del frondoso sur de Chile como telón de fondo, el fenómeno seguirá avanzando y cruzará la cordillera de Los Andes para ser visible también en Argentina, particularmente en la turística ciudad de Bariloche.
«La noche dura dos minutos y la naturaleza cambia», describe a la AFP el popular astrónomo chileno José Maza, sobre ese momento mágico en que los colores del cielo se transforman y se torna de un extraño tono morado, dejando ver en pleno día las estrellas y a planetas como Júpiter, Saturno o Venus.
Minutos antes comienza a descender la temperatura (cerca de cinco grados Celsius) y se levanta una ligera brisa. «Si la gente anda desabrigada, le va a dar frío en el eclipse», adelanta Maza, que tenía previsto viajar al sur para ver en vivo este fenómeno pero la pandemia lo obligó a cambiar de planes y quedarse en Santiago.
Restricciones para acceder a la zona –
Cada año se producen dos eclipses totales de Sol, en el momento en que la órbita de la Luna cruza exactamente por delante del Sol, pero depende de la época del año y el momento del día en que son más o menos visibles para la población.
Si el del año pasado se produjo al atardecer, el eclipse de este lunes se producirá cerca del mediodía. «El eclipse es mucho más alto al mediodía y se va a ver mejor la salida del eclipse», indicó Maza.
Siguiendo la gran expectación que se generó con el anterior eclipse, en el sur chileno se habían preparado desde hace meses para recibir a los turistas. Pero los 564.778 contagiados y 15.690 muertos confirmados hasta la fecha por covid-19 en el país hicieron cambiar los planes.
Las autoridades temen que a las puertas del verano austral y a semanas de las fiestas de fin de año, una gran acumulación de personas y los múltiples traslados disparen nuevamente los contagios, más aún considerando que desde hace un par de semanas se vienen incrementando en varias regiones del país.
Con la instalación de aduanas sanitarias y estrictos controles de acceso a la zona, además de la prohibición total de movilizarse desde la noche previa hasta el día siguiente, se busca impedir la masiva llegada de personas hasta La Araucanía.
Cosmovisión indígena –
Pero más allá de lo mágico que parezca este fenómeno, para las comunidades mapuche tiene un significado especial. La relación de este pueblo originario con la naturaleza, el cosmos y sus cambios determinan al ser humano, explica a la AFP el portavoz de la organización mapuche «Los Sin Tierra», Ricardo Inalef.
«Lo que es trascendental para los mapuche es que estamos pagados a la naturaleza, por lo tanto cualquier dinámica, movimiento o cambio en el cosmos y el universo, nuestros cuerpos se están transformando también», explicó.
Por siglos los eclipses fueron vistos como un evento dramático impredecible, que acababa con el Sol, que por muchos pueblos era venerados como un dios.
«Los pueblos primitivos adoraban al Sol como un dios, estaban conscientes de que todo lo que somos se lo debemos al Sol», afirmó el astrónomo Maza.
«Sin Sol nosotros desaparecemos en cinco minutos, se acaba todo».