Santiago (AFP) – Una reinterpretación del célebre Guernica de Picasso, un arte de Salvador Allende haciendo con sus manos el gesto del corazón, un Jesucristo con un ojo sangrante: los muros del centro de la capital chilena son una galería ecléctica a cielo abierto que acompaña las protestas que desde hace tres meses remecen el país.
Bajo la premisa de que esas paredes son la «prensa del pueblo», un tour gratuito busca explicar a través del arte callejero la génesis y evolución del estallido social provocado por el aumento del boleto del metro de Santiago.
Frente a Plaza Italia, epicentro de las masivas manifestaciones, cerca de 20 turistas intentan descifrar el simbolismo de los murales y grafitis.
La idea del tour es que entiendan «a través del arte urbano qué hay detrás de nuestras manifestaciones», que la crisis social tiene raíces profundas y está lejos de ser «vándalos haciendo desmanes», dice a la AFP Francisca Sasso, joven publicista, desempleada y creadora del recorrido.
Las imágenes de violentos enfrentamientos entre la Policía y la autodenominada «primera línea» -jóvenes armados con escudos, palos y piedras que desafían los intentos de carabineros por dispersar las protestas- sorprendieron al mundo tras décadas de percibir a Chile como ejemplo de estabilidad en la región.
– Sin perdón –
La caminata por las calles que rodean la plaza desafía el calor del verano austral en Santiago mientras las obras se multiplican.
La guía, Camila Chamorro, que desde mediados de diciembre suma una decena de recorridos, se detiene frente a los murales más imponentes, identifica al artista y ofrece datos claves de la revuelta con videos cortos realizados por el colectivo que gestiona los tour, formado por unos 70 comunicadores, realizadores audiovisuales y artistas.
En un mural, un Jesucristo flanqueado por policías sostiene un cartel que dice: «No los perdones. Saben perfecto lo que hacen». Tiene un ojo sangrando, en alusión a las cerca de 350 personas que han sufrido lesiones oculares graves por balines y perdigones disparados por la Policía en las protestas.
La obra de Claudio Caiozzi, realizada con la técnica ‘paste up’ y de más de un metro, cubre un muro frente a la Plaza Italia y abre el recorrido de dos horas y media.
«Habla de la violación a los derechos humanos que está ejerciendo el gobierno. El nivel de represión y ojos que se han perdido es algo sin igual en el mundo», dice a la AFP el artista, conocido como Caiozzama, tras explicar su obra a los turistas.
«La calle es la prensa del pueblo, donde se puede enterar de las cosas que los medios no te van a mostrar».
Considera «impactante» la trascendencia que adquirió en la revuelta el arte callejero como catalizador del sentir popular, para denunciar abusos y alentar las protestas cuya continuidad es apoyada todavía por un 62% de los chilenos.
Abundan también en las paredes las referencias a la performance creada por el colectivo chileno Las Tesis «El violador eres tú», replicada alrededor del mundo.
– Final incierto –
«Llevan dos meses y pico de protestas, casi tres meses y veo que la gente sigue en la calle, sigue protestando y no sé en que va a acabar todo esto. Me queda un poco de desasosiego», comenta a la AFP Paz Muñoz, una comunicadora española de 55 años que realiza el tour.
Una inquietud que compartió la estadounidense Joane Jacobs, de unos 70 años. «Ha sido muy sorprendente el daño. No esperaba ver las aceras rotas, los edificios cerrados, fue una gran sorpresa», admite.
La sorpresa para los creadores de «Chile despertó, free tour» fue el surgimiento de un recorrido pagado (25 dólares), que se promocionaba en la plataforma Airbnb en diciembre bajo el lema: «Vivir la revolución chilena».
La plataforma canceló casi de inmediato la publicación tras recibir una catarata de críticas que consideraban ofensivo que se lucrara con una crisis que se salda con 29 muertes, miles de heridos, incluyendo dos personas ciegas.
En medio de denuncias de organismos nacionales e internacionales sobre violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad, el gobierno optó por implementar una agenda social considerada insuficiente por los manifestantes.
Asimismo, logró un acuerdo para definir en un plebiscito el próximo 26 de abril si se cambia o no la Constitución heredada de la dictadura de Pinochet. Camino a las urnas, las protestas continúan.