Matías Romero (México) (AFP) – La caravana «Viacrucis Migrante» de más de 1.000 centroamericanos desistió este miércoles de seguir su camino hacia la frontera con Estados Unidos, tras una ola de enfurecidos tuits y declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump, que incluso amenazó con enviar al Ejército para frenarla.
«Nuestro trabajo termina en Ciudad de México y si otras personas necesitan acompañamiento, tenemos equipo de apoyo en la frontera, pero ellos tendrán que viajar por su cuenta», dijo a la AFP Irineo Mujica, director de Pueblo sin Fronteras, que desde 2010 realiza este simbólico viacrucis para visibilizar el drama de los migrantes a su paso por México.
Decenas de migrantes centroamericanos que viajan en la caravana, detenida desde el fin de semana en la comunidad de Matías Romero del sureño estado de Oaxaca, se preparaban para seguir por su cuenta el recorrido, algunos de ellos con visas para transitar por México durante 30 días.
La caravana, que arrancó el 25 de marzo, provocó iracundas reacciones de Trump, que advirtió que «la gallina de los huevos de oro del TLCAN», bajo una tensa renegociación, estaba en juego y que militarizaría la frontera con México de más de 3.000 km.
«Hasta que podamos tener un muro y una seguridad adecuada, vamos a proteger nuestra frontera con el ejército. Es un gran paso», dijo el mandatario el martes a periodistas. «No podemos permitir que la gente ingrese ilegalmente a nuestro país», añadió.
– México, destino final de la mayoría –
Trump aseguró que sus amenazas provocaron que el gobierno mexicano dispersara la caravana, que inició en Tapachula, frontera con Guatemala. Sin embargo, la cancillería mexicana aseguró que fue por «decisión de sus participantes».
Los líderes del «Viacrucis» aseguraron que el gobierno mexicano no arremetió contra sus integrantes ni antes ni después de las acaloradas declaraciones de Trump.
La decisión de no llegar hasta la frontera con Estados Unidos se debe al alto número de migrantes que participan, alrededor de 1.500, adujo Mujica.
«Viajan demasiados niños, 450 (…) y subirnos al tren, como hacíamos antes, sería una locura», añade Mujica.
El 80% por ciento de los que integran la caravana son hondureños y el resto salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos.
«Lo que quieren es un lugar donde vivir en paz, donde puedan trabajar sin ser apuntados con una pistola, sin ser reclutados por las maras», expuso.
«Yo creo que 80% de los migrantes van a quedarse en México, que se ha convertido ya en un país de destino», añadió.
Hasta ahora, el Instituto Nacional de Migración (INM) ha entregado 230 visas de tránsito y se espera que este miércoles otorgue 200 más.
Humberto Velázquez, un joven hondureño de 25 años, espera que le den la visa. Piensa ir Monterrey, en el norte de México. «Un amigo me ha prometido trabajo», comenta.
Pero si no consigue los documentos, se arriesgaría a seguir ilegalmente.
– «Reacción histérica» –
La caravana instaló un campamento en unas canchas de fútbol de Matías Romero, muy cerca de la vía por donde pasa el tren que va al norte.
Por las noches, los centroamericanos duermen abrazados a sus escasas pertenencias, las usan como almohadas.
Esperan salir el jueves a la ciudad de Puebla, en el centro del país, a más de 550 km y donde los esperan abogados para asesorarlos sobre si son candidatos a recibir refugio en México o Estados Unidos. Después partirán a la capital del país.
Para el excanciller, Jorge G. Castañeda, la reacción de Trump frente a la caravana ha sido «un poco histérica» ante la posibilidad de que los republicanos pierdan la mayoría en la Cámara Baja en las elecciones de noviembre próximo.
El presidente de Estados Unidos «está movilizando a la base conservadora con el tema que lo llevo a la presidencia; pro-muro pro- deportaciones, antinmigración», dijo a Radio Fórmula.
Es «una maniobra que apela a los peores sentimientos de la sociedad norteamericana», añadió, tras recordar que al menos dos de sus antecesores enviaron a la Guardia Nacional a la frontera con México en momentos que ellos consideraron críticos para frenar los flujos migratorios ilegales.