Caracas (AFP) – Cientos de feligreses se aglomeraron este miércoles en calles de Caracas para contemplar el paso de la imagen del Nazareno de San Pablo pese a los llamados de la Iglesia católica y las autoridades para no hacerlo en medio de una alarmante segunda ola de covid-19 en Venezuela.
Por segundo año se prohibió la tradicional aglomeración frente la Basílica de Santa Teresa, en el centro de Caracas, que esperaba la salida de la imagen del Nazareno de San Pablo para luego acompañarla en su recorrido por toda la ciudad.
Los organizadores optaron por que el recorrido lo hiciera a bordo del «papamóvil», el vehículo usado por Juan Pablo II durante su visita en 1996, y pidieron a la feligresía que contemplara la procesión desde sus casas.
Sin embargo, muchos fieles no acataron el llamado.
La policía dispersó a un grupo que se congregó desde temprano en la Basílica y a lo largo del recorrido tuvo que apartar a la gente del «papamóvil» que se acercaba para hacer reverencias y colocar sus manos en el vidrio. Un hombre incluso posó su rostro sobre el vehículo, constató la AFP.
«Yo no debo estar aquí, salí a comprar alimentos y me enteré que venía el Nazareno y por eso me detuve», dijo Marbella Hernández, una abogada jubilada de 70 años, consciente del riesgo que conlleva exponerse.
Venezuela atraviesa una segunda ola de covid-19, que las autoridades califican de «más virulenta» y vinculan a la presencia de variantes brasileñas en el país. El lunes se reportó un récord de casos diarios, con 1.288.
El número de contagios el martes alcanzó los 159.149 con más de 1.500 muertos, aunque los números son cuestionados por la oposición y oenegés al considerar que existe un alto subregistro.
Dani Fuentes, un caraqueño de 42 años, esperaba el paso del Nazareno en una calzada, acompañado de una multitud.
«Es bueno que la iglesia lo traiga a nosotros», dijo a la AFP protegido con un barbijo artesanal, pero dispuesto a cumplir una promesa por la salud de su bebé recién nacida. «Mi esposa le hizo una promesa para que naciera sana y saludable».
Emocionada hasta las lágrimas, Mileidis Zambrano, ama de casa de 38 años, le imploró al Nazareno «mucha salud para Venezuela».
«Que esto pase de una vez, muchas personas están sufriendo», declaró a la AFP, cubriendo su rostro con un tapabocas de tela.