Buenos Aires (AFP) – «Al rompecabezas siempre le van a faltar piezas», lamenta Javier Darroux Maijalchuk, hijo de desaparecidos durante la dictadura argentina (1976-1983), presentado este jueves como el nieto 130 hallado por la organización Abuelas de Plaza de Mayo.
Su historia aún está irresuelta. Aunque recuperó su identidad, sus padres siguen desaparecidos y supo que su madre estaba embarazada al momento de ser secuestrada, por lo que también busca a un hermano o hermana.
«Es un hermoso día, aunque llueve, es una alegría restituirle su derecho a la identidad», dijo en rueda de prensa la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, quien también encontró a su nieto desaparecido en la dictadura, al presentar en público a Javier, cuyo caso había sido anunciado el martes.
Las circunstancias del secuestro de sus padres, en diciembre de 1977, aún son investigadas por la justicia.
Javier es hijo de Juan Manuel Darroux y Elena Mijalchuk, embarazada de dos meses al momento de ser secuestrada.
«Necesito saber qué fue de ellos», dijo Javier, residente en la provincia de Córdoba (centro) adonde se acercó a las Abuelas en 2006 en búsqueda de respuestas sobre su identidad.
Una primera comparación de su datos genéticos con los que compila el Banco Nacional de Datos Genéticos de aquellos que buscan a familiares desaparecidos fue negativa. Pero diez años después una muestra de su abuela paterna fue la llave para conocer a su familia.
– El caso –
Según se pudo reconstruir, Juan Manuel Darroux fue secuestrado en Buenos Aires a principios de diciembre de 1977. Su primo vio cómo cuatro sujetos lo introducían por la fuerza a un automóvil.
A finales de ese mes Elena recibe una supuesta carta de su marido citándola a un encuentro. La mujer acude junto a Javier, por entonces de cuatro meses y ambos son secuestrados.
El niño fue hallado por una mujer el 27 de diciembre de 1977 a tres cuadras del ingreso de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) donde funcionó una de las mayores cárceles clandestinas de la dictadura.
Fue entregado en adopción a una familia de Buenos Aires y en 1999 se mudaron a Córdoba.
La justicia tiene probados ambos secuestros, aunque el destino de la pareja no se ha reconstruido.
«La historia de mi hermano y mis padres aun no está resuelta y hacerla pública me da esperanzas para saber qué ha sido de ellos», dijo Javier.
Si bien Javier recuperó su identidad en 2016 recién ahora se hace público su caso.
«Mi familia de crianza ya lo sabía, muchos me insistían que buscara» dijo Javier sobre el proceso para indagar sobre sus orígenes.
«Mi familia adoptiva siempre se ofreció a ayudarme a buscar mis orígenes, pero en mi adolescencia no tenía interés, recién me surgió esa necesidad a los 30 años», explicó.
Su tío materno Roberto, presente a su lado, lo buscó por más de 40 años.
«Quiero agradecerle a mi tío que nunca bajó los brazos ni perdió la esperanzas de encontrarnos con vida», dijo.
Decenas de miles de personas fueron secuestradas durante el régimen dictatorial. Los organismos humanitarios calculan que unos 400 bebés, que eran hijos de prisioneros políticos secuestrados, fueron apropiados y sus identidades modificadas.
«A seguir buscando a los que faltan. Si las Abuelas con nuestra vejez seguimos luchando, nunca hay que bajar los brazos», arengó Carlotto.
La dictadura «pretendía que nos fuéramos a nuestra casa a llorar, nunca lo hicimos, no vamos a seguir llorando sino luchando para ver a cuántos más vamos a encontrar. Ojalá sea rápido», dijo.