Río de Janeiro (AFP) – Muchos brasileños invierten en bolsa para complementar ingresos o ahorrar, y entre las opciones de diversificación que se les ofrecen, un fondo en criptomonedas reveló el creciente interés por estos activos en la mayor economía latinoamericana.
Cuando salió al mercado en abril, el fondo Hashdex Nasdaq Crypto Index (HASH11) captó 615,2 millones de reales (121 millones de dólares) de 28.300 compradores, según datos de la gestora de cartera Hashdex.
Casi tres meses después, sus activos totalizan 1.400 millones de reales (276 millones de dólares) de 131.000 inversores, un 69% de ellos individuales.
«Teníamos una demanda reprimida. Quien no se sentía confortable invirtiendo en criptos por cuenta propia (…) tuvo acceso al mercado con el mismo sistema que lo hacía para el mercado de acciones», explicó a la AFP Thales Inada, de la consultora Spiti.
¿Cómo funciona? –
El HASH11 fue el primer Exchange Traded Fund (ETF) de criptoactivos lanzado en América Latina y el tercero en el mundo.
Los ETFs son fondos compuestos por activos que replican el desempeño de un índice. En este caso se trata del Nasdaq Crypto Index (NCI), desarrollado por la bolsa tecnológica neoyorquina Nasdaq junto a Hashdex para reflejar el movimiento del mercado de criptos.
El fondo reúne a las principales ocho criptomonedas del mercado por tamaño y seguridad de transacción. Las más conocidas, como el bitcoin y el ethereum, figuran en mayor proporción.
De esa forma, esta canasta facilita la vida del inversor, que puede colocar su dinero en un fondo repartido entre varias criptomonedas sin tener que escoger entre múltiples opciones.
«Cada tres meses, el fondo se actualiza y nuevas criptomonedas pueden entrar y otras salir», explica Roberta Antunes, jefa de Desarrollo de Hashdex.
La geóloga y profesora Ana Karoline Bezerra, de 30 años, invierte hace menos de un año en bolsa y se interesó por el HASH11, «por ser una forma más simple de invertir en criptos». Además, sostiene, se trata de un producto regulado, contrariamente a las criptomonedas.
«Mi objetivo es de largo plazo. Estoy probando. Quería conseguir por lo menos 50% de ganancia y reinvertir ese dinero para aumentar mi patrimonio», explica.
Bezerra afirma que las criptomonedas no son su foco principal de inversión. «Al comienzo fue un poco asustador, porque el fondo subió mucho y después cayó a casi la mitad del valor» inicial. «Pero ya sabía que ese mercado era muy volátil y por eso invertí apenas un pequeño porcentaje a riesgo. Estoy tranquila», asegura.
Migración a la bolsa –
Las tasas de interés en niveles históricamente bajos y un repunte de la inflación despertaron en muchos pequeños inversores la voluntad de migrar parte de su patrimonio a colocaciones de mayor riesgo y con retorno potencial más atractivo.
La educación financiera via internet y la posibilidad de realizar operaciones desde la computadora o el celular facilitaron ese movimiento.
Desde 2019, el número de inversores en la Bolsa de Sao Paulo (B3) pasó de 1,4 millones a 3,7 millones y muchos de los recién llegados fueron atraídos por las criptomonedas y su promesa de ganancias mayores.
La falta de reglamentación sobre las criptos, sin embargo, desalentaba a los principiantes y el HASH11 se abrió camino en ese nicho de mercado.
El producto es hoy el tercer mayor ETF en volumen de transacciones en la bolsa, con un promedio diario de 100 millones de reales (unos 18 millones de dólares), según Hashdex.
Este ETF «tuvo el objetivo de ofrecer a los inversores la posibilidad de diversificar por medio de la exposición a criptomonedas en un ambiente regulado», destacó el vicepresidente de Productos y Clientes de la bolsa, Juca Andrade.
Un pequeño inversor puede ingresar al fondo con 29 reales, unos 6 dólares. La tasa o costo de administración es de 1,3% anual sobre el valor invertido.
A pesar de la posibilidad de ganancias altas, «la recomendación es siempre un aporte pequeño, de hasta 5% del patrimonio» y «con visión de largo plazo. Eso minimiza el riesgo», señala Roberta Antunes.
Expansión del mercado de criptos –
También hay quienes invierten en activos basados en criptomonedas porque creen que su uso se expandirá.
«Cada criptoactivo resuelve de una forma innovadora y descentralizada un problema del sistema actual, que puede ser de almacenamiento de datos, logística, créditos o inteligencia artificial, entre otros», destaca Thales Inada, de Spiti.
Siguiendo al HASH11, el primer ETF latinoamericano atado al bitcoin exclusivamente comenzó a negociarse en la bolsa brasileña el 23 de junio, con el código QBTC11.
«El mercado de criptoactivos ganó confianza. A partir de ahora, debería crecer de manera muy acelerada en el país», prevé Inada.