Brasilia (AFP) – Brasil, el país de América Latina más castigado por la pandemia de coronavirus, superó los 1.000 fallecidos por la covid-19 este viernes, indicó el Ministerio de Salud.
El último balance del Ministerio es de 19.638 casos confirmados de coronavirus y 1.056 muertos.
El número de fallecidos por el coronavirus es relativamente bajo si se compara con los países más afectados por la pandemia como Italia (más de 18.000 muertos), Estados Unidos (cerca de 17.000) y España (unos 16.000).
Pero las autoridades sanitarias brasileñas se preparan para un aumento de las víctimas de la covid-19, que dejó más de 100.000 decesos en todo el mundo.
Los expertos prevén que el pico de contagios se alcance a finales de abril.
La expansión del coronavirus preocupa especialmente por su posible impacto en las zonas más pobres del país como las favelas de Sao Paulo y de Río de Janeiro, que carecen de infraestructuras de salud y de saneamiento.
El presidente Jair Bolsonaro afronta un aluvión de críticas por haber rebajado en un primer momento la importancia de la covid-19, que asimiló a «una pequeña gripe».
El mandatario ultraderechista se ha enfrentado a las autoridades locales y estatales por la decisión de éstas de cerrar negocios y escuelas y pedirle a los habitantes que permanecieran en casa, lo que, según él, destrozará la economía.
En su último acto de desafío a las propias recomendaciones de su gobierno, salió a las calles de Brasilia este viernes para saludar a algunos de sus seguidores.
En cambio, aumenta la aprobación del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien ha cumplido con las recomendaciones internacionales de tomar medidas agresivas para contener el nuevo virus, desafiando las críticas del mandatario.
El índice de aprobación por su manejo de la crisis es de 76%, mientras que el de Bolsonaro es de 33%, según la firma encuestadora Datafolha el viernes pasado.
– Amenaza indígena –
La cifra de muertos en el país aumentó más del doble en una semana, desde 432 el sábado.
El más afectado es el estado de Sao Paulo, el centro industrial del país y el hogar de más de 44 millones de personas. Tuvo 8.216 casos y 540 muertes, dijo el Ministerio de salud.
Lo sigue el estado de Río de Janeiro, con 2.464 casos y 147 muertes.
Pero los expertos advierten que el número real de casos es probablemente mucho mayor, dada la limitada capacidad de realizar pruebas.
Además de la amenaza para las favelas, hay temores crecientes sobre lo que significará la pandemia para las comunidades indígenas brasileñas.
Los pueblos indígenas en la selva amazónica son particularmente vulnerables ante las enfermedades que llegan desde fuera, porque históricamente no han estado en contacto con los gérmenes contra los cuales gran parte del mundo ha desarrollado inmunidad.
En una señal preocupante, un adolescente de 15 años de la etnia amazónica yanomami murió tras contraer el virus.
«Existe un gran temor de que esta enfermedad llegue, cause un brote en las comunidades (indígenas) y conduzca a un genocidio masivo», dijo Katia Brasil, editora de la agencia de noticias Amazonia Real, que se especializa en los problemas que enfrentan los pueblos amazónicos.
«Esta enfermedad es muy peligrosa para nosotros», dijo Dario Yawarioma, un líder yanomami. «Y se está acercando».