Porto Velho (Brasil) (AFP) – El gobierno brasileño rechazó la ayuda del G7 para combatir los incendios en la selva amazónica y aseguró que la situación está «bajo control», en una rápida escalada diplomática entre el presidente Jair Bolsonaro y su par francés Emmanuel Macron.
«Agradecemos (la oferta), pero tal vez esos recursos sean más relevantes para reforestar Europa», dijo el jefe del gabinete de Bolsonaro, Onyx Lorenzoni, a un blog del portal G1, al referirse al fondo de 20 millones de dólares para los países amazónicos que anunció Macron durante la cumbre del G7 en Biarritz, sur de Francia.
«Macron no logra siquiera evitar un previsible incendio en una iglesia que es un patrimonio de la humanidad y ¿qué pretende enseñarle a nuestro país?», desafió Lorenzoni, en referencia al incendio que devastó Notre-Dame de París en abril pasado.
«Él tiene mucho que cuidar en su casa y en las colonias francesas», agregó, en alusión a los territorios franceses de ultramar, entre los que figura la Guayana Francesa, limítrofe con Brasil.
En sus más recientes arremetidas, Bolsonaro acusó al gobernante francés de «disfrazar sus intenciones sobre la Amazonía detrás de la idea de que una ‘alianza’ de los países del G7 para ‘salvar’ la Amazonía, como si fuésemos una colonia o una tierra de nadie».
– ¿Incendios «bajo control»? –
Entre sábado y domingo se registraron 1.113 nuevos incendios y en lo que va de año se reportaron 80.626 en todo Brasil, un 78% más que en el mismo periodo de 2018, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE). Más de la mitad arden en la región amazónica.
Pero el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, afirmó el lunes que la situación «está bajo control», señalando que el despliegue de más de 2.500 militares, cientos de vehículos y decenas de aeronaves, y la lluvia han ayudado a aplacar los incendios.
Dos aviones cisterna Hércules C-130 lanzaron el lunes decenas de miles de litros de agua en las zonas incendiadas del estado de Rondonia (limítrofe con Bolivia).
«Se ha exagerado un poco de que la situación está fuera de control, no lo está. Tuvimos picos de incendios mucho mayores en otros años», dijo Azevedo e Silva.
El ministro indicó que además se espera reforzar el combate contra el fuego con brigadistas y aviones cisternas ofrecidos por Chile y Ecuador.
En los próximos días, Israel también enviará «100 toneladas de material anti incendios», dijo a la AFP la portavoz de la embajada israelí en Brasil.
– Problemas respiratorios –
Expertos afirman que en Brasil, la creciente deforestación provocada para abrir espacio a cultivos o pastoreo agravó la temporada habitual de incendios.
Porto Velho, la capital de Rondonia, suele amanecer desde hace varios días bajo una neblina causada por las humaredas de los incendios de la región, una de las más afectadas del país.
En el Hospital Infantil Cosme e Damião, el principal centro de atención de niños de hasta 12 años de la ciudad, varias familias esperan turno para ser atendidas por dolencias generadas o agravadas por la continua inhalación del humo en el ambiente.
«El humo puede ser muy agresivo. Los más perjudicados son los niños y los ancianos. Solemos atender una media de 240 pacientes por día. Ahora estamos atendiendo unos 280», explicó a la AFP Sergio Pereira, director general del hospital.
– La carta nacionalista –
Bolsonaro trata de jugar a fondo la carta nacionalista en la Amazonía, un tema al cual los brasileños se muestran sensibles.
El mandatario acusó a Macron de tener una «mentalidad colonialista» por sus presiones a Brasil sobre la Amazonía y días después avaló un comentario ofensivo sobre la primera dama de Francia, Brigitte Macron.
El escritor brasileño Paulo Coelho pidió disculpas, en francés, por lo que llamó la «histeria de Bolsonaro, respecto a Francia, al presidente de Francia y su esposa».
«Mientras arde la Amazonía, no tienen ningún argumento y solo insultan, niegan, dicen cualquier cosa para evitar asumir su responsabilidad», afirmó el escritor en alusión a los dirigentes brasileños, en un video colgado en Twitter.
Desde que llegó al poder en enero, Bolsonaro protagonizó varias polémicas con los ambientalistas, llegando a cuestionar los datos del INPE y a paralizar el Fondo Amazonía, financiado por Noruega y en menor medida por Alemania, para preservación de la selva tropical.
Su retórica creó malestar en los sectores del agronegocio, que temen el cierre de mercados para carnes y cereales brasileños por sospechas de que podrían proceder de zonas deforestadas.
Una encuesta realizada entre el 22 y el 25 de agosto reveló que el índice de aprobación de Bolsonaro cayó de 57,5% en febrero a 41% en agosto.
La encuesta tiene un margen de error de 2,2 puntos porcentuales