Río de Janeiro (AFP) – Brasil, el primer exportador mundial de soja, confía en mantener sus ventas a China, su principal cliente, a pesar de la pandemia de coronavirus, una tregua en la guerra comercial entre el país asiático y Estados Unidos, y las tensiones diplomáticas entre Brasilia y Pekín.
El 4 de abril, el diario pequinés Xin Jing Bao informó de «preocupaciones» de las autoridades chinas ante la posibilidad de que las importaciones de soja brasileñas se vieran «afectadas» por la propagación de la covid-19 en Sudamérica.
El comentario fue interpretado por medios brasileños como una amenaza apenas velada de represalias, después de que varios allegados del presidente Jair Bolsonaro atacaran a China por su papel durante la pandemia.
A mediados de marzo, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente ultraderechista, acusó en Twitter a «la dictadura» china de haber ocultado información sobre el nuevo coronavirus.
El ministro brasileño de Educación, Abraham Weintraub, insinuó después en un tuit que la pandemia era el plan del país asiático para «dominar el mundo».
Las exportaciones brasileñas de soja hacia China, que cayeron en enero y febrero respecto a los mismos meses de 2019, retomaron la senda del crecimiento en marzo, alcanzando un nivel récord de 13,3 millones de toneladas en el conjunto del trimestre (+9% interanual), según los datos del Ministerio de la Industria, el Comercio Exterior y los Servicios.
«Hemos tenido problemas para darle salida a la mercancía al principio de la epidemia porque los camioneros encargados de llevar la soja a los puertos tenían dificultades para encontrar servicios abiertos en las carreteras y porque había que establecer protocolos de seguridad en los puertos», explicó a la AFP Sérgio Mendes, director general de la Asociación Nacional de Exportadores de Cereales.
Además, «las fuertes lluvias en febrero también frenaron el embarque de las mercancías. Pero todo ha vuelto a la normalidad», agregó.
Soja competitiva
En 2020 podría haber «una leve caída o un nivel similar de la demanda china de soja brasileña» respecto a 2019, cuando Brasil exportó 58 millones de toneladas de la oleaginosa al país asiático, según las previsiones de Luiz Fernando Gutierrez, analista de la consultora Safras & Mercado.
Si se confirma su pronóstico, el nivel sería inferior al de 2018, año en el que se alcanzó un récord de 68,6 millones de toneladas exportadas, pero superaría los niveles previos a la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
China redujo el año pasado su demanda mundial, debido a la peste porcina que diezmó su ganado. El primer importador de soja del planeta destina casi la mitad de lo que compra a su producción de cerdos, según un informe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El sector brasileño de la soja confía en su capacidad de resistir, a pesar del compromiso chino de comprar 32.000 millones de dólares adicionales en productos agrícolas estadounidenses durante dos años, en el marco del acuerdo que Washington y Pekín firmaron en enero para suspender su guerra comercial.
«La soja brasileña es más competitiva y el gigante asiático es pragmático, así que es probable que sólo compre a Estados Unidos la cantidad necesaria para cumplir con el acuerdo», anticipó Gutierrez.
Esa competitividad es fruto del desplome del real ante el dólar, que pasó de 3,95 reales hace un año a 5,40 reales ahora, una caída de más del 36%.
«Nuestras exportaciones están consolidadas, al igual que nuestro modelo de producción y nuestro sistema logístico», afirmó Bartolomeu Braz Pereira, presidente de la Asociación Brasileña de los Productores de Soja (Aprosoja). «De hecho, el 35% de la próxima cosecha ya ha sido negociado, especialmente con China».
La producción estadounidense de soja, que ha caído este año, se verá superada probablemente por Brasil, que prevé una producción récord de 122,1 millones de toneladas en 2020.
La soja es el principal producto exportado por el país sudamericano, y junto con sus productos derivados representan el 14% de todas las exportaciones brasileñas.