Miami (AFP) – El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, minimizó este lunes el riesgo del nuevo coronavirus y buscó atenuar la gravedad del desplome de las bolsas mundiales, en el marco de una gira por Florida enfocada en estrechar su amistad con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su apoyo a la oposición en Venezuela.
La caída de las bolsas mundiales este lunes «tiene que ver con el precio del petróleo básicamente, que se hundió un 30%, y con la cuestión del coronavirus, también», dijo el presidente ultraderechista a unos 200 simpatizantes brasileños en Miami.
«A mi entender se está sobredimensionando el poder destructor de ese virus. Tal vez se lo esté potenciando incluso por cuestiones económicas», prosiguió.
La Bolsa de Sao Paulo cayó este lunes más de 12%, la bajada más grande desde 1998, y las acciones de Petrobras sufrieron un derrumbe de casi 30%, en un marco de debacle económica mundial por la crisis del nuevo coronavirus y de hundimiento de los precios del petróleo.
Bolsonaro cumplía este lunes el tercer día de una gira por Florida, que culmina el martes, con el objetivo de recuperar la confianza de los inversores en la primera economía de América Latina.
Su visita comenzó el sábado con una cena con el presidente estadounidense, Donald Trump, quien lo recibió en su residencia en Mar-a-Lago en la ciudad de Palm Beach, al norte de Miami.
Trump es blanco de críticas por contradecir repetidamente a los expertos de su gobierno en sus pronunciamientos públicos sobre el coronavirus y minimizar su amenaza.
En breves declaraciones a periodistas antes de la cena, Trump, flanqueado por Bolsonaro, dijo que no estaba «preocupado para nada» por el virus y que seguirá sosteniendo los mitines que tenía previstos, en medio de la oleada de cancelaciones de eventos públicos.
– Apoyo a Guaidó –
El llamado «Trump del Trópico» aseguró en la mañana del lunes ante un grupo de empresarios locales que «la desconfianza» hacia Estados Unidos que caracterizó a los gobiernos brasileños anteriores «cambió».
Se refería a las políticas de los sucesivos gobiernos de izquierda de Luiz Inácio Lula da Silva y a Dilma Rousseff, quien fue removida del cargo en 2016.
Citando la «degradación moral y política» que padece Venezuela, el presidente ultraderechista destacó la importancia de «luchar para que otros países de nuestra América del Sur no experimenten lo que están experimentando, lamentablemente, nuestros hermanos venezolanos».
Los dos mandatarios dijeron haber discutido el sábado en privado la crisis venezolana y, luego, reiteraron en público su apoyo al líder opositor Juan Guaidó, a quien reconocen como presidente encargado al considerar ilegítimo el gobierno de Nicolás Maduro.
Al día siguiente, el domingo, Bolsonaro firmó junto al almirante Craig Faller, líder del Comando Sur estadounidense, un acuerdo de defensa que abre la vía para el intercambio de suministros militares entre ambos países.
En Caracas, el gobierno de Nicolás Maduro reaccionó acusando a Estados Unidos de fraguar una intervención junto a Brasil y Colombia.
El presidente venezolano, Iván Duque, también se reunió con Trump la semana pasada.
«¿Por qué Estados Unidos y Brasil o Estados Unidos y Colombia (…) deben tener en su agenda militar a Venezuela?», se preguntó el canciller Jorge Arreaza en una declaración ante el cuerpo diplomático acreditado en Caracas.
Acusó además al almirante Faller de preparar «una operación a gran escala» contra el país petrolero y dijo que Guaidó intenta precipitar «un escenario de conflicto» al convocar a una manifestación para el martes hacia la sede el Palacio Legislativo en Caracas. El chavismo llamó a otra movilización en la zona.
Los alrededores del edificio del Parlamento venezolano amanecieron este lunes militarizados, con presencia de tanques y vehículos blindados, en ejercicios militares llevados a cabo por la Fuerza Armada.