Washington (AFP) – El trabajo en negro representa más del 70% del empleo total en los países emergentes y en desarrollo, incluidos los latinoamericanos, un nivel que amenaza con frenar el repunte de estas economías tras la recesión por el covid-19, advirtió el martes el Banco Mundial.
Si los gobiernos no adoptan «un conjunto integral» de medidas políticas para enfrentar la informaliad, la recuperación económica de la recesión causada por la pandemia se verá comprometida, dijo la institución al publicar su primer análisis sobre el tema.
En el informe, titulado «La larga sombra de la informalidad: desafíos y políticas», el Banco Mundial examina el alcance del fenómeno y sus posibles consecuencias para el desarrollo.
«Un porcentaje sorprendentemente elevado de trabajadores y empresas de las economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMED) opera fuera del campo visual de los gobiernos, lo que supone un desafío que probablemente frenará la recuperación de estas economías», señaló.
La alta informalidad supone limitar recursos disponibles para los Estados.
Los ingresos de los gobiernos en economías emergentes que tienen niveles de informalidad por encima del promedio, se ubican entre 5 y 12 puntos del PIB por debajo de aquellas naciones con menor informalidad, y lo mismo ocurre con el gasto público. Esta situación «limita la capacidad de los gbiernos de desarrollar medidas de apoyo presupuestal que ayuden a controlar la pandemia y generen una recuperación robusta».
«Asimismo, la capacidad de los bancos centrales para apoyar a las economías se ve limitada por los sistemas financieros subdesarrollados asociados a la informalidad generalizada», indicó el Banco Mundial.
Observó además que una gran parte del trabajo no declarado «socava los esfuerzos políticos para frenar la propagación de la COVID-19 e impulsar el crecimiento económico».
Esto se debe a que un acceso limitado a la seguridad social implica menos posibilidades de quedarse en casa o cumplir con los requisitos de distanciamiento social. En las EMED, las empresas informales representan el 72% de las empresas del sector de servicios, apuntó.
El impacto en Latinoamérica –
La informalidad varía mucho según los países emergentes y en desarrollo y las regiones en que se encuentren. En el caso de Latinoamérica y el Caribe, ha caído en las últimas dos décadas: equivalía a 35% del PIB oficial en 2010-18, por debajo del 40% de 1990-99.
El empleo informal (medido por el trabajo por cuenta propia) en relación al empleo total aumentó sin embargo en alrededor de 2 puntos porcentuales entre 1990-99 y 2010-18, hasta el 36%.
Y la crisis del coronavirus seguramente agravó esta situación.
«Es probable que la pandemia de covid-19 haya aumentado drásticamente la proporción del empleo informal, al menos temporalmente, y al mismo tiempo, los trabajadores informales hayan sufrido pérdidas de ingresos desproporcionadamente grandes», dijo el Banco.
El estudio también señala que en las economías de América Latina y el Caribe donde la efectividad del gobierno es baja, la informalidad tiende a ser alta.
El trabajo en negro también tiene impacto social: afecta más a las mujeres y a los jóvenes con poca preparación.
«En medio de la crisis provocada por el covid-19, a menudo quedan rezagados y tienen un acceso limitado a las redes de seguridad social cuando pierden el empleo o sufren graves pérdidas de ingresos», dijo Mari Pangestu, directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial.
Pangestu instó a que las autoridades sigan adoptando medidas para combatir la informalidad.
«La reconstrucción de la economía global después del covid-19 significará movilizar todas las reservas disponibles de poder productivo para generar un desarrollo verde, resiliente e inclusivo. Ese esfuerzo debe comenzar ahora, y no puede ser exitoso sin una consideración completa de los desafíos del sector informal», señaló.