Los Ángeles (AFP) – Cincuenta y tres años después de la icónica protesta de Tommie Smith y John Carlos en el podio de Ciudad de México, una nueva generación de atletas activistas está preparada para lanzar su mensaje reivindicativo desde los Juegos Olímpicos de Tokio.
Los velocistas estadounidenses Smith y Carlos enfrentaron la máxima sanción por su gesto de levantar un puño con un guante negro. Fueron expulsados de los Juegos y recibidos en su país con oprobio generalizado.
Aunque la actitud hacia Smith y Carlos ha cambiado con el tiempo -los dos son ahora celebrados como héroes de los derechos civiles- el Comité Olímpico Internacional (COI) sigue oponiéndose a cualquier tipo de protesta en las ceremonias de entrega de medallas.
Esta postura puede chocar en Tokio con la voluntad de atletas estadounidenses de utilizar la plataforma olímpica para su lucha contra las injusticias raciales, intensificada desde el asesinato el año pasado del afroestadounidense George Floyd a manos de un policía blanco en Minneapolis.
El crimen detonó una inédita ola de protestas antirracistas en el deporte a lo largo de varios continentes que también puso bajo severo escrutinio la posición del COI.
La Regla 50 de la Carta Olímpica, que guía al organismo en este asunto, dicta que «ningún tipo de manifestación o propaganda política, religiosa o racial» está permitida en las sedes o espacios olímpicos.
Protestas en el podio –
En Estados Unidos, las multitudinarias protestas contra el racismo de 2020 empujaron a su Comité Olímpico y Paralímpico (USOPC) a dar un dramático giro de 180 grados.
Un año antes, el USOPC había amonestado a la lanzadora de martillo Gwen Berry y al esgrimista Race Imboden por sus protestas en el podio de los Juegos Panamericanos de Lima, advirtiendo que aplicaría sanciones más duras a quien las emulara en Tokio.
Tras las manifestaciones por el crimen de Floyd, el USOPC revisó sus normas para aceptar protestas como hincar una rodilla o levantar el puño cerrado en el podio.
Este cambio de reglas solo se aplica en las competiciones nacionales pero el USOPC ha dejado claro que tampoco sancionará a sus atletas que protesten en los Juegos de Tokio, que se inauguran el 23 de julio.
«Es fundamental declarar de forma inequívoca que los derechos humanos no son políticos, y que los llamamientos pacíficos en favor de la equidad y la igualdad no deben confundirse con manifestaciones divisivas», dijo la directora ejecutiva del USOPC, Sarah Hirshland.
Gwen Berry avanzó que no dudará en protestar si gana una medalla en Tokio. En el preolímpico de junio en Eugene (Oregón), la lanzadora dio media vuelta frente a la bandera estadounidense mientras sonaba el himno durante la entrega de medallas y alzó una camiseta que decía: «Atleta activista».
«Cuando llegue allí, pensaré en algo», dijo Berry tras conseguir su plaza en el equipo olímpico. «Lo que necesito hacer es hablar en nombre de mi comunidad, representar a mi comunidad y ayudar a mi comunidad, porque es mucho más importante que el deporte».
Sanciones inciertas –
En una actualización de sus directrices del 2 de julio, el COI señaló que los atletas podían ahora protestar pacíficamente antes de la competición pero cualquier tipo de manifestación en el podio sigue estando prohibida.
El tipo de sanciones que puede aplicar el COI llegado el caso resulta más incierto.
Sus normas actualizadas señalan que las consecuencias disciplinarias serán «proporcionales al nivel de perturbación y al grado de incompatibilidad de la infracción con los valores olímpicos».
Global Athlete, una organización sin fines de lucro que promueve dar voz a los deportistas, ha sido una gran crítica de la Regla 50 pero duda que el COI responda con duros castigos a los gestos de protesta.
«Me sorprendería mucho que el COI sancionara a alguien por arrodillarse o levantar el puño en el podio», declaró a la AFP el director general de Global Athlete, Rob Koehler. «La imagen pública y la reacción de la comunidad sería enorme. Hay cosas de las que nunca te puedes recuperar».
«El COI habla de este enfoque punitivo de mano dura: hazlo y puedes quedar fuera de los Juegos. Pero es una sanción arbitraria. No hay reglas reales sobre lo que ocurre si lo haces», señaló.
Koehler también cuestiona que el COI se considere una organización apolítica, citando ejemplos recientes como permitir un equipo unificado de hockey sobre hielo entre Corea del Norte y del Sur en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Pyeongchang.
«El COI no es políticamente neutral», dijo Koehler. «¿Cómo puede esperar de los atletas algo diferente a lo que espera de sí mismo?»
«Thomas Bach (presidente del COI), cuando visita países extranjeros, se reúne con jefes de Estado. ¿Por qué se reúne con jefes de Estado? Porque es (algo) político», expuso. «Tienes que permitir que los atletas tengan tu mismo tipo de enfoque, y si tienen una opinión sobre algo deben poder expresarla».