México (AFP) – En un cuartel policial de Ciudad de México, un grupo de mujeres entrena con equipo antimotines para custodiar la marcha feminista convocada por el Día de la Mujer en uno de los países más golpeados por la violencia machista.
Son las «ateneas», un escuadrón de 500 agentes destinado a evitar que estas manifestaciones, que congregan a miles de mujeres, obstaculicen vías o dañen el patrimonio público.
Aunque su labor suele desencadenar duros enfrentamientos, se sienten unidas a la causa feminista, pues ellas mismas se confiesan víctimas de violencia y abusos. Sin embargo, cuestionan algunos métodos de protesta.
Las manifestantes "me pegan porque ven el uniforme y por la historia. Ves un uniforme de policía y es represión, corrupción, impunidad", dice Itzania Otero, de 35 años, comandante del agrupamiento que se alista para la marcha de este martes.
Frente a ello, la "jefa Atenea" asegura optar por la empatía "para demostrarles (a las feministas) que este uniforme no es lo que ellas piensan" y que sus subalternas solo buscan contener y no agredir o reprimir. "Nosotras, como mujeres policías, también hemos sufrido una y mil cosas", admite.
En los últimos años, las protestas feministas han convocado a miles de mujeres en la capital y otras ciudades mexicanas.
Denuncian la violencia de género, una plaga en este país donde el año pasado se registraron 1.006 feminicidios, frente 978 de 2020, según cifras oficiales.
Apenas el 2 de marzo, las autoridades detuvieron a un hombre por el asesinato de Michell Simón, conductora de televisión y modelo de 29 años, cuyo cuerpo fue localizado en el Ajusco, zona boscosa del sur de la capital.
Otros delitos de género aumentaron de forma preocupante en los últimos años, como el hostigamiento, el abuso sexual, la violencia familiar y de pareja, de lo cual dan cuenta las llamadas a las líneas de emergencia.
Sensibles a la lucha -
En el entrenamiento, la instructora y oficial Tania Arrazola enseña a las policías a colocarse el equipo de protección, compuesto por chaleco, guantes, casco, espinilleras y escudo.
También les instruye cómo utilizar el escudo de policarbonato en caso de agresión y a no dejarse provocar.
Pero "tener la calma de que te estén agrediendo, que te estén pegando, muchas veces aguantar que te avienten pintura en la cara y que te digan muchas cosas, es difícil", reconoce.
Pese a que las protestas las ponen en orillas opuestas, algunas policías afirman estar conscientes de lo que significa la lucha feminista.
"Representa también nuestros derechos", considera la oficial Sandra González, de 32 años. "Es un tema muy complejo porque dentro de nuestra misma corporación nosotras sufrimos ese mismo tipo de violencia y también con nuestra pareja".
La Unidad Especializada de Género de la Policía investiga cientos de denuncias de abusos presuntamente cometidos contra mujeres policías por parte de compañeros y superiores jerárquicos.
González censura, no obstante, el uso de la violencia durante las movilizaciones feministas, en las que manifestantes lanzan bombas incendiarias contra la policía. A su juicio, hay otras formas de expresar el descontento.
"Estas chicas manifestantes, es lo que expresan, quieren sacarlo y buscar ayuda, pero creo que realmente la buscan de la forma errónea", opina.
El escuadrón policial femenino fue creado en septiembre de 2020, además, para hacer cumplir medidas judiciales de protección a mujeres víctimas de violencia.
Como "macho opresor" -
A pesar de que las "Ateneas" aseveran que su papel no es reprimir, algunas feministas las acusan de actuar como "machos" agresores cuando, por ejemplo, usan extintores para apagar las bombas molotov y para dispersarlas.
"Seguramente (las policías) han vivido situaciones de violencia, no solo familiar o social sino dentro de la corporación", señala una activista que participará en la marcha del martes y que se reserva su identidad.
Añade que muchas veces las agentes actúan como "represoras" y que al gobierno capitalino, dirigido por la izquierdista Claudia Sheinbaum, no le importa la causa feminista.
"Al final ellas tienen una ventaja sobre nosotras: tienen un arma y están entrenadas para reaccionar; nosotras no", sostiene. "Hay muy poca capacitación de contención. Actúan como un macho opresor, que da igual si es hombre o mujer".
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