Sao Paulo (AFP) – Llegó el día: este viernes comienza la Copa América, la gran fiesta del fútbol sudamericano, en Brasil, pero el torneo llega en un momento convulso política y socialmente en el gigante de la región, que además está más pendiente del futuro judicial de Neymar, la estrella de la Seleçao ausente del certamen por lesión, que del balón.
A las 21H30 locales (00H30 GMT del sábado) la pelota echará a rodar en el Estadio Morumbí de Sao Paulo, en el duelo inaugural entre el país anfitrión y Bolivia, un encuentro desigual entre el pentacampeón del mundo y la ‘Cenicienta’ de Sudamérica.
Brasil jugará de blanco en honor a sus primeros campeones continentales (1919), aunque ese color se dejó de utilizar tras el ‘Maracanazo’ en 1950.
Muy bien lo tendrá que hacer el equipo de Tite para que el país ponga su foco en el torneo y sueñe con una novena corona continental, 12 años después de la última conquista en Venezuela.
La jornada inaugural coincide con la convocatoria de una huelga general y manifestaciones en todo el país para protestar por la reforma de las pensiones de jubilación que prepara el gobierno de Jair Bolsonaro (ultraderecha).
Según un primer balance de las centrales sindicales divulgado a mediodía, 45 millones de trabajadores adhirieron a la huelga en 300 ciudades de casi todos los estados. El portal de información G1 cifró en 84 las ciudades de 21 estados donde se habían señalado protestas hasta las 10H00 locales (13H00 GMT).
En Sao Paulo -donde por la noche se inaugura la Copa América-2019 en el estadio Morumbí con la presencia del presidente Jair Bolsonaro- una línea de metro se hallaba totalmente paralizada y otras tres operaban parcialmente, según datos de la compañía pública. Solo las líneas 4, que llega al Morumbí, y la 5, ambas de gestión privada, funcionaban normalmente.
En otras capitales como Salvador de Bahía (nordeste) solo funcionaba el metro, en tanto que en Belo Horizonte (sudeste) y Brasilia se señalaban paros parciales. no obstante, las manifestaciones estaban convocadas para la tarde.
Además, el gran ídolo de la ‘torcida’, el delantero Neymar, se perderá el torneo por una lesión, aunque sigue acaparando portadas y horas en las televisiones del país porque este mismo jueves acudió a una comisaría de Sao Paulo para prestar declaración durante más de cinco horas por una acusación de violación formulada en su contra por una joven modelo.
Pese a la notable baja del astro, la Seleçao no rehúye su papel de favorita: «Brasil, independientemente de la competencia en la que entra, es favorita y está obligada a vencer. Sin duda, incluso sin Neymar, la principal estrella de Brasil, continuamos muy fuertes», dijo el jueves el volante del Real Madrid Casemiro en conferencia de prensa en el estadio Morumbí.
– Responsabilidad histórica –
El DT brasileño admitió que la Canarinha tiene la presión de romper con la sequía de títulos. Brasil, además, nunca perdió un torneo continental como anfitrión (1919, 1922, 1949 y 1989). «No se puede rehuir de esa responsabilidad», sentenció.
No es de extrañar que en este ambiente enrarecido que vive el país la organización sólo haya vendido el 65% de los boletos, según reconoció el miércoles, y que sólo la mitad de los brasileños vea a su selección favorita al título, según un sondeo y el 70% dijeron estar «poco» o «nada» interesados en el torneo.
El jueves por la noche, además, unas dos mil personas hacían fila para retirar sus entradas en el Memorial de América Latina de Sao Paulo y algunos se quejaron de haber tenido que esperar varias horas para tener sus boletos.
La Copa América 2019 se disputará del 14 de junio al 7 de julio por diez selecciones de la región y los invitados Japón y Catar, en cinco ciudades: Rio, Sao Paulo, Porto Alegre, Salvador y Belo Horizonte.
No sólo Brasil está hambrienta de títulos. Tras ocho intentos fallidos, para el astro argentino Lionel Messi la Copa América se presenta como una de sus últimas chances de ganar algo con la Albiceleste.
– La cuenta pendiente de Messi –
«Quiero terminar mi carrera habiendo ganado algo con la selección o intentarlo todas las veces posibles», declaró antes de viajar a Brasil un Messi que perdió las últimas dos finales continentales en los penales, ambas contra Chile.
El genio del Barcelona, no obstante, no es la única figura que quiere reivindicarse tras una temporada europea con mal regusto de boca.
Los uruguayos Luis Suárez y Edinson Cavani, los chilenos Alexis Sánchez y Arturo Vidal, los colombianos James Rodríguez y Radamel Falcao e incluso el brasileño Philippe Coutinho esperan que el torneo de selecciones más antiguo del mundo actúe como un bálsamo para sanar las heridas tras una decepcionante temporada en el Viejo Continente.
El torneo será transmitido por televisión a más de 178 países y 1.500 medios de los cinco continentes están acreditados para narrar el mayor acontecimiento del fútbol sudamericano, que pretende mostrar que la región sigue siendo la gran cantera del mundo, pese a que en los últimos años ha perdido peso, tanto en selecciones como en clubes, con respecto a Europa.
«Volveremos a liderar el fútbol mundial», lanzó el jueves el presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), Alejandro Domínguez, quien anunció además que Australia y otra vez Catar, anfitrión del próximo Mundial en 2022, serán los equipos invitados a la edición de la Copa América-2020, que organizarán conjuntamente Argentina y Colombia.
La Federación Australiana (FFA) se mostró este viernes «muy felices de que nuestros Socceroos puedan participar en esa prestigiosa competición por primera vez en nuestra historia».