Buenos Aires (AFP) – En Argentina el deceso de Isabel II fue recibido con ambivalencia: hubo muestras de respeto pero sin olvidar que fue la reina de las Malvinas, escenario de una guerra hace 40 años entre Gran Bretaña y el país sudamericano.
El gobierno del presidente Alberto Fernández expresó que «acompaña al pueblo británico y a su familia en este momento de dolor». Un sentimiento que se reflejó en la calle, aunque para los argentinos el conflicto por la soberanía de las islas y el recuerdo de sus caídos en combate sigue vivo.
«Isabel marcó una época. Pero yo, como argentina, digo que las Malvinas son nuestras», dijo a la AFP María Delia Bueno, una abogada de 71 años que fue a rendirle tributo este viernes en la embajada británica en Buenos Aires, donde dejó flores.
«Para Argentina el enemigo fue (la exprimer ministra británica Margaret) Thatcher, no la reina», afirmó a la AFP Raúl Arlotti, del centro de estudios internacionales de la Universidad de Belgrano y profesor de la Universidad de Buenos Aires.
Pero durante la guerra, en estadios de fútbol -una pasión que los ingleses llevaron a Argentina al igual que el polo y el rugby- los hinchas insultaban a Isabel II. Y aún hoy, en cada partido de la selección, la guerra por las Malvinas sigue viva. Los hinchas saltan y cantan a coro: «¡Y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta, es un inglés!».
La guerra –
La vida de la fallecida monarca y de millones de argentinos se cruzó dramáticamente en 1982, el día en que Thatcher le informó su decisión de enviar una fuerza de tareas a recuperar las Islas Malvinas.
La soberana dio luz verde a la acción militar. La reina incluso envió al combate a las islas que los británicos llaman Falklands a uno de sus hijos, el príncipe Andrés, que era subteniente y piloto de helicópteros.
Tras 74 días de guerra, el gobierno militar se rindió. Habían muerto 649 argentinos y 255 británicos.
En 2013 un 97% de los isleños eligió en un referéndum seguir en la órbita británica, y la reina ratificó las islas como territorio de ultramar.
«Mi gobierno garantizará la seguridad, buena gobernanza y desarrollo de los territorios de ultramar, incluida la protección del derecho de los habitantes de las Falklands y de los gibraltareños (por el Peñón que reclama España) a determinar sus futuros políticos», dijo entonces Isabel II al Parlamento.
«Me hubiera gustado que antes de fallecer nos devolviera las islas (Malvinas), como hizo con Hong Kong (a China)», dijo a la AFP María Luján Rodríguez, una ama de casa de 51 años.
Flores y memoria –
«Me shockeó el fallecimiento. El territorio que perdimos deberían restituirlo a nuestro país. Pero la reina siempre se hizo respetar e infunde respeto», dijo emocionada a la AFP Celia Carlen, una jubilada de 88 años, al llevar el viernes flores a la puerta de la embajada británica.
Pero el Centro de Excombatientes de Malvinas recordó a la reina como la líder de un imperio colonial.
«Ante la muerte de la cara de la monarquía a nivel mundial, que detentó el trono durante 70 años, anteponemos que encarnó el sufrimiento de los pueblos sojuzgados bajo el dominio colonial y económico durante todo su reinado, un sistema arcaico».
La historia entre Argentina y Gran Bretaña es un mosaico de fuertes influencias y controversias. Las grandes inversiones británicas en agricultura, ferrocarriles y energía fundaron la Argentina moderna.
«Argentina es la joya más preciada de la corona británica», se atrevió a decir en 1933 el entonces vicepresidente Julio Roca.
Román García, un psicólogo social de 56 años, calificó la muerte de la reina como «una pérdida enorme» y rescató que al menos tras la guerra de Malvinas «se restablecieron las relaciones diplomáticas» entre ambas naciones.
«La relación siempre fue de respeto a la Reina», apuntó. En la cara opuesta están las manifestaciones históricas contra «el imperialismo inglés» o el festejo a modo de revancha de los goles de Diego Maradona a Inglaterra en el Mundial de México-1986.
En las redes sociales, muchos argentinos comparaban en memes a la reina con la diva de la televisión Mirtha Legrand, una conservadora de 95 años que sorprendió al declarar: «Fue una gran reina, pero no me puedo olvidar que en la guerra de Malvinas ella estaba reinando».
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