Buenos Aires (AFP) – La expresidenta Cristina Kirchner vuelve a someterse a las urnas este domingo como precandidata a senadora por la oposición al mandatario Mauricio Macri, cuya gestión se pone a prueba en las primarias obligatorias en Argentina, que despejan el camino para las legislativas del 22 de octubre.
La votación marca el futuro tanto de Macri como de Kirchner, según coinciden analistas políticos sobre unas primarias en las que cada partido ya eligió a sus aspirantes. Estos comicios tienen el valor de ser un plebiscito sobre el gobierno de Macri y una prueba para medir la fuerza de la oposición.
«Es un paso importante para confirmar todo lo que venimos haciendo. Espero que en todos lados nos expresemos a favor de este cambio», dijo Macri a la prensa al votar.
Kirchner, de 64 años, aspira a ser senadora por la provincia de Buenos Aires, que concentra casi el 40% del padrón nacional de poco menos de 34 millones.
La expresidenta (2007-2015) fundó este año un pequeño partido de centroizquierda y se apartó del opositor Partido Justicialista (PJ, peronista) que está atomizado, aunque aún controla el Congreso. La campaña de Cristina, como la llaman a secas, se basó en el lema «Así no podemos seguir».
Kirchner no votó porque le correspondía en Santa Cruz, provincia patagónica a unos 2.500 km al sur de la capital.
Pidió a sus seguidores y fiscales de mesa «cuidar cada voto» y usó la red social Twitter para desear «buena jornada democrática» con una foto que la retrata frente a una computadora con su pequeño nieto Néstor Iván, el hijo de Máximo, sentado en su falda.
En su último mensaje el jueves pidió a los votantes recordar a «los que perdieron el trabajo o viven con temor a perderlo, los que no llegan con su salario a fin de mes, o no pueden comprar la comida como antes, o pagar la luz, o el gas o el agua. Esto debe ser el límite para este gobierno».
Macri, de 58 años, lleva un año y medio de gobierno, sin lograr sus prometidas inversiones extranjeras.
La inflación se disparó en 2016 y en los primeros siete meses de este año acumula 13,9%, el desempleo creció al igual que la pobreza y la economía se estancó.
Sin embargo, bancos, mineras y productores de soja admiten ganancias multimillonarias. Macri defiende por otro lado haber eliminado el control cambiario que Kirchner (2007-2015) impuso en su mandato.
El presidente, que se enfrenta a su primer examen comicial, hizo un llamamiento al cierre de la campaña: «Nunca más escuchemos a aquellos que gobernaron tantos años», a quienes tilda de «populistas».
El sociólogo y consultor Rosendo Fraga dijo a la AFP que, tras el recuento, «se dirá que Cambiemos (alianza oficialista) es la fuerza nacional más votada, con un porcentaje que puede rondar 30%. La dispersión del (opositor) peronismo hará que Cristina sea la segunda al 15%».
– Reválida entre dos modelos –
«Macri busca acumular fuerzas para asegurar gobernabilidad y la oposición una señal al gobierno de que está haciendo mal las cosas», sintetizó a la AFP el sociólogo y consultor Ricardo Rouvier.
El modelo de Kirchner era industrialista, con fuerte presencia del Estado en la economía real, la investigación científica y los derechos humanos. Pero su control sobre el dólar se ganó la antipatía de la influyente clase media.
Por el contrario, Macri formó un gabinete de empresarios, abrió la economía, desrregularizó el sector financiero, bajó los impuestos al agro y volvió a tomar deuda por miles de millones de dólares para financiar al Estado, una herramienta que el kirchnerismo había desechado.
El macrismo acusa a Kirchner de corrupción. Pero Macri también quedó envuelto en el escándalo de Panama Papers por tener sociedades offshore.
El cruce de acusaciones de corrupción contra figuras kirchneristas y algunas del actual gobierno son moneda corriente en la Argentina de hoy.
En octubre, los argentinos renovarán la mitad de la cámara de Diputados y un tercio del Senado. Hasta ahora en minoría, Macri ha logrado alianzas legislativas con peronistas alejados de Kirchner.