Lima (AFP) – Fuerza avasalladora que operaba sin contemplaciones, el fujimorismo ha perdido dramáticamente su poder ante un político novato pero enérgico como el presidente peruano Martín Vizcarra, sin que sus líderes Alberto y Keiko Fujimori puedan salvarlo desde sus celdas.
«El fujimorismo se ha convertido en una fuerza muy débil. Pese a que tenían aún el control del Congreso, están en una situación crítica desde el año pasado», dice a la AFP el analista Fernando Rospigliosi.
Tras ser la primera fuerza del país desde 2016, el movimiento fundado por el expresidente de ancestros japoneses corre el riesgo de convertirse en minoritario en los comicios legislativos del próximo 26 de enero, convocados tras la disolución el Congreso el lunes.
«El fujimorismo queda totalmente debilitado con el cierre del Congreso. La situación del partido es de una crisis total», dice a la AFP el analista Luis Benavente.
Como el patriarca del clan -ahora de 81 años- estaba preso desde 2007 por crímenes contra la humanidad perpetrados bajo su gobierno (1990-2000), el partido lo dirigía su primogénita, de 44 años.
Keiko Fujimori manejaba desde las sombras los hilos del poder en Perú hasta que fue enviada a prisión por el escándalo de la brasileña Odebrecht, que salpica también a cuatro expresidentes peruanos.
– «Fujiaprismo» –
El fujimorismo es una amalgama populista de conservadurismo moral y economía neoliberal, que desde 1990 consiguió votos en todos los estratos sociales de Perú.
Desde hace unos años opera aliado con un antiguo adversario, el socialdemócrata partido APRA del difunto presidente Alan García, por lo que ahora muchos hablan de «fujiaprismo».
Keiko fue puesta en prisión preventiva el 31 de octubre de 2018, casi un mes después de que su padre volviera a la cárcel tras ser anulado su indulto.
Desde entonces el monolítico partido fujimorista Fuerza Popular viene perdiendo terreno, después de que Keiko estuviese cerca de ganar la presidencia en 2011 y 2016.
Apoyada en la holgada mayoría parlamentaria conseguida en 2016, Keiko impuso al partido un estilo belicoso y acorraló al presidente Pedro Pablo Kuczynski hasta forzarlo a renunciar en marzo de 2018.
Pero no ha podido doblegar a Vizcarra (vicepresidente de Kuczcynski), un provinciano casi desconocido y sin mucha experiencia política, que asumió el poder el 23 de marzo de 2018.
Sin partido ni bancada legislativa, parecía que Vizcarra sería una presa más fácil de dominar pero resultó lo contrario.
– Ruptura con Kenji Fujimori –
Los problemas del fujimorismo salieron a la luz en diciembre 2017, cuando Keiko promovió que el Congreso destituyera a Kuczynski.
Sin embargo, esta moción fracasó al votar sorpresivamente en contra una decena de fujimoristas encabezados por su hermano Kenji Fujimori (39 años).
El benjamín del clan tendió la mano a Kuczynski, quien a modo de compensación indultó a su padre, que cumplía una sentencia de 25 años. Keiko no había buscado la liberación de su padre, pues temía que le disputara el liderazgo político.
Keiko no bajó los brazos contra Kuczynski, pero también puso en la mira a Kenji: semanas después conseguió privarlo de su escaño en el Congreso, en una versión peruana del ‘Rey Lear’ de Shakespeare.
Unos videos divulgados en marzo de 2018, en que aparece Kenji persuadiendo a otros fujimoristas a apoyar a Kuczynski, causaron un escándalo de «compra de votos» que gatilló la renuncia del mandatario.
– Breve luna de miel –
Tras una breve luna de miel con Vizcarra, Keiko buscó doblegarlo. Sin embargo, el presidente reaccionó forzando al Congreso a aprobar un paquete de reformas contra la corrupción, lo que impulsó su popularidad a las nubes.
Paralelamente, la justicia acorraló a Keiko y la envió a prisión preventiva por 36 meses.
Hace cuatro semanas, la Corte Suprema redujo el periodo a 18 meses y en breve el Tribunal Constitucional emitirá el fallo por un recurso que busca su liberación.
Con Keiko presa, el partido se sumió en una crisis interna y vinieron nuevas deserciones, entre ellas del entonces presidente del Congreso, Daniel Salaverry.
– ¿Retendrá la mayoría? –
El fujimorismo consiguió nuevos aliados -Pedro Olaechea, jefe del disuelto Congreso, y la vicepresidenta peruana Mercedes Aráoz- pero no alcanzaron para dominar a Vizcarra.
Aráoz renunció el martes a la vicepresidencia y al cargo de «presidenta encargada» de Perú, que le había conferido un día antes el parlamento después de ser cesado.
Junto con disolver el Congreso, Vizcarra convocó a nuevos comicios legislativos, en los que parece difícil que el fujimorismo revalide su mayoría.
«No creo desaparezca, pero va quedar muy reducido en la elección del 26 de enero», dice Benavente.
«Electoralmente no creo que los fujimoristas se puedan recuperar en el futuro inmediato, ni en 2020 ó 2021. Después quién sabe porque esto es Perú», concluye Rospigliosi.