México (AFP) – Las autoridades pesqueras de México han boicoteado en todo momento los esfuerzos para preservar a la vaquita marina y son «cómplices» de su eventual extinción, denunciaron este lunes organizaciones ambientalistas, que calificaron de tardías y estériles las medidas del gobierno para rescatar al cetáceo.
Esta marsopa, la más pequeña del mundo, es endémica de la región del Alto Golfo de California, en el noroeste de México, y está al borde de la extinción con menos de 30 ejemplares vivos, debido principalmente a la pesca indiscriminada de la totoaba, un pez cuya vejiga natatoria es codiciada en el mercado asiático.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha hecho del rescate de la vaquita marina una publicitada causa de su administración, restringiendo la pesca en la zona donde habita e implementando un complejo plan para trasladar a los ejemplares sobrevivientes a un refugio donde puedan reproducirse.
Pero expertos y activistas acusan a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), órgano responsable del sector en México, de incumplir leyes y órdenes de protección para la vaquita, permitiendo el declive acelerado de su población en los últimos cinco años.
«Conapesca ha sido un cómplice al interior del gobierno de que la vaquita hoy en día esté en una extinción que es prácticamente inminente», dijo Miguel Rivas, representante de Greenpeace México en una conferencia de prensa.
Esta y otras ONG dijeron que el organismo ha incumplido labores de inspección y vigilancia de especies protegidas, algunas de ellas críticas para la protección de la vaquita marina, además de haber autorizado aumentos de cuotas de captura y permisos para embarcaciones en zonas de riesgo para su conservación.
Además, consideraron un «fracaso» sus intentos de impulsar artes de pesca alternativas que no dañen a la vaquita marina, retrasando los permisos y autorizando incluso el uso de redes camaroneras, perjudiciales para la marsopa.
Representantes de Conapesca no estuvieron disponibles de inmediato para responder.
Según los activistas, la postura contraria a la conservación de la vaquita marina se remonta a la década de 1990 y es resultado de una política enfocada solo en la productividad de la industria pesquera, desdeñando la sustentabilidad y desoyendo incluso disposiciones de las autoridades ambientales mexicanas.
«A lo que están apostando las autoridades de pesca de nuestro país es a que se extinga la vaquita y adiós al problema», dijo por su parte María Elena Sánchez, bióloga de la organización ambientalista Teyeliz.
Las organizaciones pidieron al gobierno detener una «extinción anunciada» de la vaquita, exigiendo la destitución de las autoridades pesqueras, así como el regreso de este sector al ámbito del ministerio del Medio Ambiente con el fin de desarrollar «una política pública de pesca sustentable».