Santiago (AFP) – El Acuerdo de Escazú, único tratado ambiental de América Latina, inauguró este miércoles en Santiago su primera reunión para diseñar soluciones para enfrentar la crisis climática que, en la región, «golpea más fuerte a aquellos que menos han contribuido a su avance», dijo el presidente chileno Gabriel Boric.
En la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), un organismo técnico de las Naciones Unidas, se reunieron organizaciones sociales, ambientalistas y representantes de los países firmantes de este acuerdo, pionero en estipular la protección de los defensores del medio ambiente.
«Hoy la región tiene la oportunidad de diseñar desde su propio y especial contexto, las soluciones que nos permitirán navegar la crisis climática, que paradójicamente golpea más fuerte a aquellos que menos han contribuido a su avance», señaló Boric, en la sesión inaugural del tratado en Santiago.
«Cuando se quema una parte de la Amazonía o se acelera el derretimiento de los glaciares en la Patagonia en Chile y Argentina, no es el presidente de turno el que sufre las consecuencias, sino que toda la humanidad», agregó el mandatario chileno que ha hecho de la defensa del medioambiente parte prioritaria de su agenda política.
Hasta el momento, Escazú ha sido firmado por 24 países de América Latina y el Caribe y ratificado por 12 de ellos: Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Ecuador, Guyana, México, Nicaragua, Panamá, San Vicente y las Granadinas, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía y Uruguay.
Chile, que junto con Costa Rica impulsó este acuerdo, suscribió recientemente su adhesión, pero aún su ratificación está pendiente en el Congreso.
A pocos días de asumir la Presidencia, Boric firmó la adhesión de Chile, la que había sido rechazada por su antecesor en el cargo, el conservador Sebastián Piñera.
Aprobado en 2018 tras seis años de negociación, el tratado se llama oficialmente «Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe».
Para la vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell Barr, que intervino de manera virtual en la ceremonia, se trata de «una de las empresas más ambiciosas de la democracia ambiental».
El Secretario Ejecutivo Interino de la Cepal, Mario Cimoli, aseguró, en tanto, que Escazú «es un instrumento de transformación social y de profundización de la democracia».
Además de proteger a los defensores ambientales, busca también la aplicación de políticas ambientales sostenibles junto con salvaguardar la biodiversidad en momentos en que arrecia el cambio climático.
Inclusión de indígenas –
América Latina se ha transformado en la región más peligrosa del mundo para los ambientalistas.
«Es alarmante la situación», advirtió a la AFP, Nadino Calapucha, coordinador técnico del programa de defensa de defensores indígenas de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica).
Esta organización denunció en el primer trimestre de 2021 que cada dos días un defensor de los indígenas es asesinado en la cuenca amazónica, que comprende a nueve países.
Brasil, Colombia y Perú son las naciones más peligrosas para defensores del territorio, según Calapucha, que apuntó a en estos tres países aún no se ha ratificado el acuerdo de Escazú.
Calapucha forma parte de una delegación de representantes indígenas que asistió a esta primera reunión para hacer un llamada a la participación efectiva de los indígenas en su mesa directiva.
«Hay un mecanismo de participación del público, donde hay seis representantees, pero ese mecanismo no garantiza la participación de los pueblos indígenas, entendiendo que tenemos nuestro propio sistema de gobernanza, nuestras propias cosmovisiones y nuestros propios códigos», aseguró.
Durante esta primera jornada, se eligió a la Mesa Directiva del Acuerdo, la que quedó compuesta en la presidencia por Uruguay y en las vicepresidencias por Argentina y Santa Lucía, mientras que Antigua y Barbuda y México quedaron como miembros.
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