Logone‑et‑Chari (Camerún).- Todos los años, la región del Extremo Norte del Camerún es el escenario de inundaciones devastadoras que dejan sin hogar a miles de personas.
Dos de las zonas más afectadas del departamento de Logone‑et‑Chari son las comunas de Blangoua y Makary. Las lluvias torrenciales y la subida del caudal de los ríos Logone, Chari, El beid, Taf Taf y Serbowel destruyen casas y cultivos y ponen en peligro los medios de vida y la seguridad alimentaria de las personas.
Desde 2021, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se ha esforzado por mejorar la acción preventiva y el mecanismo de respuesta en caso de emergencia del Camerún, sobre la base del análisis de los efectos de las crisis humanitarias sobre la seguridad alimentaria y nutricional.
Este proyecto, financiado por la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO), ayuda a los gobiernos y las comunidades a mejorar la preparación, la anticipación, el análisis y la toma de decisiones antes de una crisis.
En octubre de 2022, el sistema de alerta rápida de la FAO indicó que el riesgo de inundación en la región del Extremo Norte era elevado.
En el marco del proyecto, se activó la distribución de asistencia a través de cuatro almacenes de existencias para imprevistos establecidos por adelantado, que guardaban alimentos, herramientas y otros artículos esenciales, en cada comunidad (a saber, Blangoua, Makary, Koza y Mora).
Además, la FAO proporcionó 6 000 bolsas que las comunidades llenaron con arena para construir diques de protección antes de la inundación.
El proyecto también ayudó a establecer diferentes órganos comunitarios de preparación y respuesta. Estos grupos trabajan de forma directa con las personas en peligro e informan sobre la transmisión de datos relacionados con crisis potenciales. Antes de las inundaciones, estos comités ayudaron a las comunidades a organizarse para llenar sacos de arena y construir diques.
Las acciones preventivas dieron buenos resultados al mitigar gran parte de los efectos de la inundación. No obstante, cuando se produjo una crecida del río Logone a causa de las lluvias excesivas, el agua atravesó los diques de protección en algunas zonas.
Saleh Youssouf, su esposa y sus ocho hijos fueron una de las familias que se vieron obligadas a abandonar sus casas y cultivos, con buenas perspectivas de cosecha. Cuando las inundaciones sumergieron el hogar y la explotación agrícola de Saleh, su familia no tuvo más remedio que buscar refugio en terrenos más elevados en Kinabari.
Con mucha emoción, Saleh cuenta que estas lluvias violentas destruyeron todo lo que habían construido. “Las cabañas se derrumbaron ante nuestros ojos y el agua se llevó nuestras pertenencias”, señala.
A lo largo del año, el daño causado por las fuertes lluvias y el desbordamiento de los ríos afectó a un total de 48 464 hectáreas de campos y 41 278 casas de la región del Extremo Norte, lo que repercutió muy negativamente en las condiciones de vida de los hogares, que quedaron abandonados a su suerte.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas estima que 313 200 personas resultaron damnificadas por las inundaciones de forma similar a Saleh.
Un nuevo comienzo para la población damnificada por las inundaciones
En situaciones similares a las inundaciones de octubre de 2022, cuando la anticipación y la contingencia no son suficientes, la FAO ha establecido planes de respuesta para ayudar a las comunidades a recuperarse y restablecer sus medios de vida lo antes posible.
Saleh y su familia fueron reubicados a la comunidad de Kinabari, cuyo jefe, llamado Blama, les cedió más de una hectárea de tierra. La FAO le entregó semillas de cebolla y un paquete agrícola formado por azadas, machetes, pulverizadores y palas para que pudiera reanudar sus actividades agrícolas.
Saleh recuerda con cariño que la ayuda recibida le dio “valor para un nuevo comienzo”.
“Hoy estamos recogiendo la cosecha de una parte de mi parcela. Estoy vendiendo las cebollas a muy buen precio porque tienen más calidad que las de los demás vendedores del mercado”, afirma.
Dandi Eloi Ganaf, subprefecto de la comuna de Blangoua, explica que la FAO ayudó a la población de Blangoua a salir de la difícil situación en la que estaba sumida tras las inundaciones.
“Gracias a la FAO, ahora el distrito de Blangoua forma parte de las cuencas de producción de cebollas de la región del Extremo Norte”, señala Ganaf con júbilo.
Como Saleh, varias personas damnificadas por inundaciones afirman que el apoyo prestado por el proyecto en cuanto a insumos, semillas, paquetes agrícolas de emergencia y otras herramientas, junto con la vigilancia sobre el terreno de la FAO, han contribuido en gran medida a mejorar sus condiciones de vida.
Agbassi Adoum, alcalde de la comuna de Makary, señaló: “La FAO ha traído tanta esperanza que estas personas han recuperado la sonrisa”.
“Darles ropa y alimento no era suficiente, sino que se les permitió ser independientes al suministrarles semillas para trabajar sus propios campos. ¡Eso hizo la FAO!”, concluye.
Ahora, gracias a este sistema de alerta, las poblaciones de Camerún expuestas a riesgos agroclimáticos están mejor preparadas para enfrentarse a los peligros futuros.
“Ahora estamos más organizados, más preparados para la aparición de una crisis; ya no entramos en pánico como antes”, afirma Abaicho Abakar, Presidente del Comité de preparación y respuesta de la región de Blangoua.
A largo plazo, el proyecto tiene previsto llevar esta iniciativa de acción preventiva a otras comunas del Camerún.