Washington, 23 ene (EFE).- La tasa de mortalidad por cáncer cervical o de cuello de útero entre mujeres es mucho mayor de la pensada previamente y registra notables variaciones raciales, según las conclusiones de un estudio divulgado hoy en la revista Cancer.
Al contrario que en investigaciones previas, el nuevo análisis excluyó de la muestra a las mujeres cuyo cuello del útero había sido extirpado mediante una histerectomía, y que por lo tanto carecían de riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.
«Dado que el objetivo final de un programa de examen es reducir la mortalidad del cáncer cervical, entonces debes contar con estimados precisos dentro de la población estudiada por esos programas -mujeres adultas con cuello uterino-«, afirmó Anne F. Rositch, líder de la investigación y profesor del Departamento de Epidemiología en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore.
Además, los científicos hallaron que en EEUU las mujeres afroamericanas fallecen de cáncer cervical a una tasa 77 % más alta de lo pensado antes, mientras que las blancas lo hacen a una tasa 57 % superior.
Como consecuencia, la tasa de mortalidad de este tipo de cáncer es de 10,1 por 100.000 entre las mujeres negras, frente al 5,7 por 100.000 pensado previamente. Para las mujeres blancas la mortalidad pasa de 3,2 a 4,7 por 100.000.
«Aunque la tendencia a lo largo del tiempo muestra que las disparidades raciales se han ido cerrando algo, estos datos recalcan que debería seguir siendo una área prioritaria. Las mujeres de raza negra tienen una tasa de mortalidad del doble respecto a las blancas, y debemos poner en práctica medidas para revertirlo», agregó Rositch.
Asimismo, la investigación apuntó que muchas de las mujeres que han fallecido por cáncer de cuello uterino tenían más de 65 años, lo que contrasta con los estudios previos que aseguraban que a partir de esa edad el riesgo de desarrollar esta enfermedad era menor.
Por ello, Rositch subrayó que mientras «la mujer mantenga su cuello uterino es importante que continúe accediendo a exámenes de esta enfermedad dado que el riesgo de muerte sigue siendo significativo».
Para prevenir el cáncer cervical, que se relaciona con el virus del papiloma humano (VPH), los médicos recomiendan a las mujeres someterse a un procedimiento llamado citología vaginal o Papanicolaou («Pap test» en inglés) con el que se pueden detectar los cambios celulares anormales que se producen en el cuello uterino antes de que se desarrolle la enfermedad.
Según los últimos datos de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, en 2017 se prevé que sean diagnosticados 12.820 nuevos casos de cáncer cervical, de los que 4.200 serán mortales.