Cabo Cañaveral (Florida).- La exploración lunar da un nuevo paso adelante con el lanzamiento de la misión IM-2 de Intuitive Machines, enmarcada dentro de la iniciativa CLPS (Servicios de Carga Lunar Comercial) de la NASA y su ambiciosa campaña Artemis. 

A bordo de un cohete SpaceX Falcon 9, el módulo de aterrizaje despegó con éxito el 26 de febrero desde el Centro Espacial Kennedy en Florida. Su destino: Mons Mouton, una meseta ubicada en el Polo Sur de la Luna, donde está programado aterrizar el 6 de marzo.  

Esta misión no solo representa un nuevo hito en la exploración espacial, sino que también marca un avance crucial en la recopilación de datos científicos y tecnológicos que facilitarán la futura presencia humana en la Luna. 

La administradora interina de la NASA, Janet Petro, destacó que las demostraciones científicas a bordo del módulo de aterrizaje construyen la base para futuras misiones tripuladas, al mismo tiempo que refuerzan el liderazgo de Estados Unidos en la exploración del espacio profundo.  

Uno de los principales objetivos de la misión IM-2 es evaluar la posible presencia de gases y otros compuestos volátiles en el suelo lunar, lo que podría ser clave para la producción de recursos en futuras misiones tripuladas. 

Entre los instrumentos enviados a bordo se encuentra un conjunto de retrorreflectores láser, diseñado para reflejar la luz de futuras naves espaciales, proporcionando un punto de referencia permanente en la superficie lunar.  

Otro avance tecnológico que se pondrá a prueba es un sistema de comunicaciones de superficie lunar 4G/LTE, desarrollado por Nokia con el apoyo de la NASA. Este sistema permitirá la transmisión de video en alta definición, datos de sensores y comandos entre el módulo de aterrizaje, un rover y el dron autónomo Micro Nova Hopper

Este último, un innovador vehículo propulsado diseñado para «saltar» en la superficie lunar, estudiará regiones en sombra permanente, lo que permitirá obtener datos inéditos de zonas hasta ahora inexploradas.  

En paralelo, la nave espacial Lunar Trailblazer, que viajó junto a la misión IM-2, ya se encuentra en su trayectoria hacia la órbita lunar. Su misión es mapear la distribución del agua en la Luna, identificando sus distintas formas y cómo varían con el tiempo. 

La información recopilada será clave para futuras misiones tripuladas, permitiendo localizar fuentes de agua potencialmente aprovechables para la exploración humana sostenible en la Luna.  

La NASA ha destacado la importancia de los experimentos transportados en la misión IM-2, entre los cuales sobresale el Experimento de Minería de Hielo de Recursos Polares-1 (PRIME-1). 

Este sistema perforará el suelo lunar en busca de compuestos químicos volátiles, analizando su composición con un espectrómetro de masas. La tecnología PRIME-1 sentará las bases para la explotación de recursos lunares in situ, un avance crítico para futuras colonias en la Luna y expediciones más lejanas, como a Marte.  

Otro componente crucial de la misión es la Matriz de Retrorreflectores Láser (LRA), una colección de ocho reflectores ópticos que permitirán mediciones precisas de distancia con futuras misiones. 

Este sistema servirá como un marcador de ubicación permanente, facilitando la navegación y el aterrizaje de nuevas naves espaciales en la Luna durante las próximas décadas.  

A medida que la NASA avanza en su campaña Artemis, misiones como IM-2 allanarán el camino para una exploración humana sostenible y a largo plazo en la Luna.