Washington (DC).- Los recientes análisis de las muestras de rocas y polvo del asteroide Bennu, traídas a la Tierra por la sonda espacial OSIRIS-REx de la NASA, han revelado la presencia de moléculas orgánicas y una historia de agua salada, elementos cruciales que podrían haber formado la base para el desarrollo de la vida en el sistema solar.
Aunque no se encontraron pruebas de vida actual, los hallazgos refuerzan la teoría de que los ingredientes necesarios para la vida estuvieron dispersos ampliamente por el sistema solar primitivo, incrementando las posibilidades de que la vida haya podido surgir en otros planetas y lunas.
La misión OSIRIS-REx, lanzada por la NASA, ha proporcionado una nueva perspectiva sobre los orígenes de nuestro sistema solar.
«Estamos reescribiendo el libro sobre nuestros orígenes cósmicos. Los asteroides son cápsulas del tiempo que nos cuentan cómo era nuestro sistema solar antes de que comenzara la vida en la Tierra», explica Nicky Fox, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas en la NASA.
Los investigadores, que publicaron sus hallazgos en las prestigiosas revistas Nature y Nature Astronomy, destacan la identificación de aminoácidos y nucleobases, componentes esenciales para las proteínas y el ADN respectivamente, que son fundamentales para la vida tal como la conocemos.
Entre las sustancias detectadas en Bennu, se encontraron 14 de los 20 aminoácidos usados por los seres vivos en la Tierra para construir proteínas. Además, se identificaron las cinco nucleobases necesarias para el almacenamiento y transmisión de información genética en las biomoléculas, una evidencia de la posible capacidad de estos elementos para originar vida.
«Estos descubrimientos no podrían haberse logrado sin una misión de retorno de muestras, ya que las delicadas pistas que buscamos se destruyen fácilmente al exponerse al entorno terrestre», señala Danny Glavin, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Las muestras también mostraron altas concentraciones de amoníaco y formaldehído, que bajo las condiciones adecuadas, pueden reaccionar y formar aminoácidos. Estos, al unirse en largas cadenas, crean proteínas, impulsoras de todas las funciones biológicas esenciales.
La presencia de estos compuestos en una muestra prístina de un asteroide fortalece la hipótesis de que los cuerpos celestes alejados del Sol podrían haber sido fuentes clave de los precursores de la vida en todo el sistema solar.
El equipo de investigadores, incluyendo a Tim McCoy del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian y Sara Russell del Museo de Historia Natural de Londres, también descubrió evidencias de un antiguo entorno propicio para la química de la vida.
Identificaron once minerales formados por la evaporación de agua salada, un proceso que deja atrás cristales de sal y que se ha observado en varios cuerpos celestes del sistema solar, como el planeta enano Ceres y la luna Encélado de Saturno.
A pesar de la riqueza de información obtenida, persisten interrogantes fundamentales. Por ejemplo, los aminoácidos pueden existir en formas que son imágenes especulares entre sí, y aunque en la Tierra la vida utiliza predominantemente una forma, las muestras de Bennu contienen una mezcla equitativa de ambas.
Esto plantea preguntas sobre cómo los aminoácidos en la Tierra primitiva podrían haber adoptado una orientación específica, un misterio que sigue sin resolverse.
«OSIRIS-REx ha sido una misión extremadamente exitosa», afirma Jason Dworkin, científico del proyecto en el Centro Goddard. «Estos datos añaden detalles cruciales a una imagen de un sistema solar lleno de potencial para la vida. La gran pregunta es por qué, hasta ahora, solo hemos encontrado vida en la Tierra».
La misión OSIRIS-REx ha sido un esfuerzo colaborativo a gran escala, con contribuciones de instituciones internacionales y una amplia gama de expertos científicos. A medida que continúan los análisis, cada nuevo descubrimiento nos acerca un paso más a comprender si estamos solos en el universo o si la vida, en alguna forma, ha florecido también en otros rincones de nuestro sistema solar.