Santiago (Chile).- En el vasto y misterioso universo, las condiciones para la formación de planetas continúan sorprendiendo a la comunidad científica.
Recientes observaciones del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) han proporcionado evidencias que sugieren que los planetas pueden formarse incluso en regiones estelares antes consideradas completamente inhóspitas.
Este descubrimiento no solo amplía nuestra comprensión del cosmos, sino que también desafía las teorías previas sobre los ambientes necesarios para la creación de cuerpos celestes.
Un equipo internacional de astrónomos ha utilizado ALMA para examinar ocho discos protoplanetarios en el cúmulo Sigma Orionis, un lugar caracterizado por estar bañado en la intensa radiación ultravioleta emitida por una estrella masiva cercana.
Contrario a las expectativas, las imágenes capturadas revelaron la presencia de anillos y surcos en la mayoría de estos discos, características típicamente asociadas con la formación de planetas gigantes similares a Júpiter.
Jane Huang, la autora principal del estudio, compartió su sorpresa ante estos hallazgos.
«Anticipábamos que los altos niveles de radiación en este cúmulo inhibirían la formación planetaria en las regiones exteriores de estos discos», dijo Huang. «Sin embargo, encontramos indicios de formación planetaria a tan solo decenas de unidades astronómicas de las estrellas, algo observado previamente en entornos menos extremos».
Esta observación sugiere que los procesos de formación planetaria son robustos y capaces de desarrollarse bajo condiciones adversas.
Estos resultados desafían la comprensión previa que se tenía sobre los lugares del universo donde podrían formarse planetas.
Los estudios anteriores se centraron principalmente en discos situados en regiones con baja radiación ultravioleta, pero el uso de la avanzada resolución de ALMA ha permitido a los investigadores explorar entornos más extremos y revelar que la formación de planetas puede ser un fenómeno más común de lo que se pensaba.
El equipo utilizó la configuración más amplia de antenas de ALMA para obtener imágenes de estos discos con un nivel de detalle sin precedentes, alcanzando una resolución de aproximadamente 8 unidades astronómicas.
Este nivel de detalle permitió resolver distintos surcos y anillos en varios discos, proporcionando pistas fundamentales sobre los procesos que preceden o acompañan la formación de planetas.
Aunque la naturaleza exacta de estas estructuras en los discos aún es motivo de debate, se considera que podrían representar etapas tempranas de la formación planetaria o ser el resultado de interacciones entre planetas en formación y el material circundante.
Este estudio, por lo tanto, no solo subraya la capacidad de ALMA para investigar la formación de planetas en diversos entornos a lo largo de la galaxia, sino que también ofrece nuevas perspectivas sobre los orígenes de nuestro propio Sistema Solar, que probablemente se desarrolló en un ambiente con niveles de radiación similares.
Con cada nueva observación, la comunidad astronómica se acerca más a una comprensión integral de cómo y dónde pueden formarse los planetas en nuestra galaxia. Este conocimiento amplía enormemente el potencial para descubrir planetas alrededor de otras estrellas y, con ello, aumenta la probabilidad de encontrar mundos que podrían albergar vida o condiciones similares a las de la Tierra.
Este hallazgo no solo es un hito en el estudio de la formación planetaria, sino que también inspira a continuar explorando y entendiendo los fenómenos cósmicos que definen nuestra galaxia y, en última instancia, nuestro lugar dentro del universo.