Ciudad de México (México) Recientes hallazgos de restos fósiles de caballos en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles han despertado un renovado interés en la historia evolutiva de este emblemático animal en el continente americano. 

Estos descubrimientos, que datan del Pleistoceno, aportan nueva luz sobre el origen y evolución de los caballos, cuyas raíces se remontan a millones de años en el territorio que hoy conocemos como México.

El Consejo de Paleontología (ConPal) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) aprovechó la celebración del Día Internacional de los Fósiles, el 16 de octubre, para destacar la rica historia de evolución de los caballos en América. 

Durante casi 60 millones de años, las especies de la familia Equidae, mamíferos del orden Perissodactyla, han experimentado significativas transformaciones, según lo revelan los fósiles encontrados.

El origen del caballo: un viaje evolutivo

A pesar de la creencia generalizada de que los caballos provienen de Europa, sus ancestros más antiguos evolucionaron en América del Norte. Los primeros representantes de esta familia, como el Hyracotherium (Eohippus), vivieron hace 55 millones de años durante el Eoceno. 

Estos animales, del tamaño de un perro mediano, fueron los antecesores de las imponentes especies que se expandieron por todo el mundo, excepto Australia.

Uno de los aspectos más fascinantes de la evolución del caballo es su relación con los cambios ambientales. A medida que los paisajes de América del Norte cambiaban de bosques a praderas abiertas, los équidos adaptaron su anatomía para sobrevivir. 

Esta transición fue clave para que los caballos desarrollaran extremidades más largas, un cuerpo más robusto y dientes especializados para masticar vegetación dura y abrasiva.

De los fósiles al futuro: lo que relatan los restos de los caballos

La destacada investigadora española María Teresa Alberdi Alonso, del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, compartió sus conocimientos sobre la evolución del caballo en el ciclo de conferencias «Lo que relatan los fósiles», organizado por el INAH. 

Según Alberdi, los fósiles de caballos son de los más completos en el registro paleontológico, gracias a que estos animales solían vivir en grandes manadas, dejando una abundancia de restos para estudiar.

El origen y evolución del caballo se dio en América, no en Europa, a largo de 60 millones de años, revelan registros paleontológicos. Captura de pantalla

Entre las características más notables que se han identificado en la evolución de los caballos están la reducción del número de dedos. Mientras que los primeros ancestros tenían cuatro dedos, las especies modernas, como el Equus, presentan solo un dedo central que sostiene todo el peso del animal. 

Este cambio permitió que los caballos se convirtieran en animales corredores, adaptados a las vastas planicies de América del Norte.

Otra transformación significativa fue el desarrollo de dientes más grandes y resistentes. Esto ocurrió entre 17 y 6 millones de años atrás, cuando el grupo Merychippus surgió en América, precursor del moderno Equus. Los dientes de mayor tamaño fueron esenciales para procesar la hierba dura que predominaba en las nuevas praderas.

Migraciones y extinción: el viaje de los caballos por el mundo

Hace aproximadamente 3 millones de años, los caballos comenzaron a migrar a Eurasia a través del Estrecho de Bering, extendiéndose también hacia Sudamérica durante el Gran Intercambio Biótico Americano. 

Esta migración permitió que el género Equus se diversificara y se estableciera en Europa, Asia y África, mientras que en América del Norte la especie desapareció a finales del Pleistoceno debido a una combinación de cambios climáticos y la actividad humana.

Sin embargo, la historia del caballo en América no terminó allí. Hace poco más de 500 años, los caballos volvieron a pisar el continente, esta vez traídos por los conquistadores españoles liderados por Hernán Cortés. 

Desde entonces, los caballos han sido fundamentales en el desarrollo de la sociedad y la economía, no solo como medios de transporte, sino también en la guerra y la agricultura.

El origen y evolución del caballo se dio en América, no en Europa, a largo de 60 millones de años, revelan registros paleontológicos. Captura de pantalla

La importancia de los fósiles para entender el pasado

Los restos fósiles de caballos hallados en México son una ventana a su historia evolutiva y proporcionan importantes pistas sobre cómo vivían y se adaptaban estos animales en diferentes entornos. Según Alberdi, aún hay muchos aspectos por descubrir sobre la vida de estos animales, especialmente en lo relacionado con su comportamiento y alimentación.

En la conferencia también participaron destacados investigadores mexicanos como Alejandro Marín Leyva, de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, y Eduardo Corona Martínez, presidente del ConPal del INAH, quienes coincidieron en que los fósiles de caballos son clave para entender no solo la evolución de esta especie, sino también la historia ambiental y climática del continente.

Los descubrimientos recientes en México, junto con los avances en la investigación paleontológica, continúan arrojando luz sobre una de las historias evolutivas más fascinantes del mundo animal: la del caballo, cuyo viaje a través del tiempo y el espacio sigue cautivando a la humanidad.