Roma (Italia).- La detección temprana de enfermedades es fundamental en muchos aspectos y lo mismo ocurre con las enfermedades animales. Identificarlas a tiempo no solo es esencial para proteger la vida de los animales, sino también los medios de vida de los agricultores.
La reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y el ensayo de inmunoadsorción enzimática (ELISA) son dos importantes técnicas diagnósticas que existen desde hace años y que han sido decisivas para la detección y el control de las enfermedades animales. Estas pruebas fueron fundamentales en la erradicación mundial de la peste bovina, que fue declarada oficialmente erradicada en 2011 por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), junto con el uso de una vacuna de gran eficacia que proporcionaba inmunidad de por vida contra todas las cepas del virus de la peste bovina.
Descrita por primera vez en 1942, la peste de los pequeños rumiantes (PPR) se considera una de las enfermedades del ganado más contagiosas de África, Cercano Oriente y Asia. Los sistemas tradicionales, en los que los animales comparten abrevaderos y pastos, aumentan el riesgo de transmisión del virus y perpetúan su propagación por regiones enteras, provocando una tasa de morbilidad de hasta el 100 % y una tasa de mortalidad de hasta el 90 % en los rumiantes infectados.
“El impacto de la PPR en la ganadería de pequeños rumiantes es enorme. Generalmente medimos ese impacto en términos de pérdidas económicas, pero puedo asegurarles que no se limita a eso”, afirma Ladi Amos Chabiri, Oficial Superior de Investigación Veterinaria del Instituto Nacional de Investigación Veterinaria de Vom (Nigeria).
“Estos hogares crían pequeños rumiantes para obtener ingresos; utilizan el estiércol para sus actividades agrícolas y la leche para alimentar a sus hijos. También son una fuente de empleo… Para muchos de esos ganaderos, los pequeños rumiantes son sus ahorros. Como en sus comunidades rurales no tienen cuentas bancarias, conservan los animales y los venden cuando necesitan dinero para pagar la escuela o facturas médicas”.
Debido a que sus signos clínicos son similares a los de muchas otras enfermedades de los pequeños rumiantes, la PPR solo puede diagnosticarse de manera definitiva en un laboratorio. Así, pruebas como el ELISA y el PCR son fundamentales para una detección temprana y precisa. Los laboratorios veterinarios dotados de la capacidad para hacer estas pruebas están mejor preparados para gestionar y controlar la PPR y otras enfermedades similares mediante la aplicación selectiva de programas de vacunación. La colaboración entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha contribuido enormemente a mejorar las capacidades diagnósticas de laboratorio de los países miembros.
En cuanto iniciativa colaborativa del Centro Conjunto FAO/OIEA, la Red de Laboratorios de Diagnóstico Veterinario (VETLAB) reúne a expertos que utilizan métodos de base nuclear y de otro tipo para la vigilancia, la detección temprana, el diagnóstico y el control de las enfermedades animales y zoonóticas transfronterizas. Es una plataforma para la transferencia sostenible de tecnologías destinada a reforzar las capacidades nacionales y regionales de los laboratorios y la competencia del personal para ofrecer de manera rápida un diagnóstico temprano y una respuesta.
Hasta la fecha, VETLAB cuenta con 75 laboratorios en 46 países africanos y 19 asiáticos y tiene previsto ampliarse a Europa central y oriental, el Caribe y América central y del Sur. Colaborando para mejorar las capacidades nacionales de respuesta de emergencia para controlar los brotes de enfermedades animales y zoonóticas, la red organiza talleres y cursos de capacitación para fomentar el desarrollo de capacidades y el intercambio de experiencias.
Durante más de 10 años, a través de su Red VETLAB, el Centro Conjunto FAO/OIEA ha capacitado y equipado a expertos de laboratorio en la utilización de métodos de PCR en tiempo real en países donde la PPR es endémica.
Una instalación clave es el Instituto Nacional de Investigación Veterinaria de Vom (Nigeria). Según Timothy Yusufu Woma, Jefe del Laboratorio de Investigación Morbillivirus, “nuestro laboratorio de referencia tiene capacidad para el diagnóstico serológico y molecular de la PPR, y recibe muestras de todo el país”.
El laboratorio recibe y procesa anualmente 2 500 muestras de PPR, lo que lo convierte en el principal centro de apoyo para el diagnóstico de la PPR en los países de África occidental. Este papel fundamental se ve respaldado por las asociaciones con la FAO, la OMSA y la Unión Africana, y se coordina en colaboración con el Centro Regional de Sanidad Animal de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental en Malí.
“Recibimos mucho apoyo del Centro Conjunto FAO/OIEA en talleres de capacitación, reactivos y consumibles y equipos de protección personal. Y me enorgullece decir que la mayor parte de las vacunas contra la PPR utilizadas en todo el mundo se producen utilizando una cepa aislada que se recogió en estas instalaciones en 1975”, afirma Woma.
Con el objetivo mundial de erradicar la PPR para 2030, el Centro Conjunto FAO/OIEA ha llevado a cabo diversos cursos de capacitación para laboratorios nacionales. Además de Nigeria, se impartieron capacitaciones en Georgia, Jordania, la República Unida de Tanzanía, y Túnez, que reunieron a más de 80 participantes de 41 países.
El Centro Conjunto FAO/OIEA se centra en abordar los numerosos desafíos que se plantean para la erradicación de la PPR, incluidos la disponibilidad y administración de vacunas y la necesidad de pruebas diagnósticas específicas y rápidas. Además, los conocimientos acumulados hasta la fecha sobre la epidemiología de la PPR han sido insuficientes, en particular sobre la manera en que el virus se propaga entre países vecinos y entre la fauna silvestre y los animales domésticos. Con la capacitación y los recursos ofrecidos por el Centro Conjunto, la FAO y el OIEA aúnan esfuerzos para obtener un diagnóstico y un control más eficaces.
Como en cualquier otra enfermedad de alcance mundial, la cooperación internacional sigue siendo esencial. Los esfuerzos coordinados de la FAO y el OIEA ayudarán a los países miembros a erradicar la PPR para 2030.