Ardabil (República Islámica del Irán).- Los camellos bactrianos vuelven a merodear por las tierras fértiles y exuberantes de la región noroccidental de la República Islámica del Irán.
Las actividades de recuperación de esta especie de camélido específica del Irán se realizan en la ciudad de Ardabil, bulliciosa capital rodeada de la llanura de Mugán. Estos camellos, símbolo del patrimonio cultural de Ardabil, estaban amenazados de extinción como consecuencia del cambio del uso de la tierra y del alto costo y la escasez del forraje.
“Generaciones de nuestros antepasados han cuidado de los camellos bactrianos no por el afán de lucro, sino por la honda pasión que sentían por estos magníficos animales”, reflexiona Ashkan Dadjoo, criador de camellos de 28 años. “Sin embargo, sostenerlos resultaba cada vez más difícil a medida que nuestros pastos se contraían ante la expansión de las tierras agrícolas”.
En reconocimiento del potencial económico y como medio de vida de estos animales, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) emprendió junto con el Ministerio de Agricultura del país la transformación del sector de los camélidos para aprovechar actividades como el agroturismo, la producción de piensos para el ganado y de lana y la elaboración de la leche.
El proyecto de la FAO se centró en la conservación de los camellos bactrianos y dotó a las comunidades locales de conocimientos sobre prácticas de cría sostenible de camellos y sobre el aprovechamiento del potencial de los productos derivados de los camélidos.
Garantizar la salud de los camellos
La salud y la conservación de los camellos bactrianos constituían el componente central del proyecto.
Para garantizar la persistencia de esta especie, la FAO ayudó a establecer la Cooperativa de propietarios de camellos bactrianos, donde los ganaderos de estos animales reciben capacitación, equipo y herramientas adecuados para cuidar de ellos. Por ejemplo, la FAO facilitó equipo de alimentación, como un molino mezclador y una embolsadora de ensilaje que permitieron a los ganaderos producir pienso suficiente para su rebaño y percibir ingresos derivados de la venta del pienso que les sobraba. La iniciativa fue fundamental para velar por que los camellos gozaran de una nutrición adecuada, algo esencial para su salud y su productividad a largo plazo.
Además, la FAO suministró a los pequeños ganaderos complementos alimenticios, vacunas y medicamentos para ayudarlos a mejorar el bienestar de sus camellos. En un viaje de estudios a Dubái dirigido a conocer prácticas de cría de camellos y aprender técnicas avanzadas de reproducción estos ganaderos se expusieron a valiosas ideas sobre congelación de embriones e inseminación artificial.
El proyecto también impartió a los ganaderos conocimientos y capacidad para aprovechar oportunidades de agroturismo. Un experto en agroturismo y un facilitador colaboraron estrechamente con los nómadas del lugar para enseñar a los pastores maneras de atraer a turistas interesados en el pastoreo tradicional de camellos y en el patrimonio cultural de Ardabil. Su orientación sobre la manera de comercializar estas experiencias se centró no solo en los beneficios económicos, sino también en la necesidad de preservar la importancia cultural y ambiental de los camellos.
Además, la incorporación de la tecnología en las prácticas de cría de camellos potenció la labor de conservación de esta especie única. Se introdujo la aplicación Sareban Yar, que registra el estado de salud general de los camellos, de forma adaptada para incluir la especie bactriana, lo cual permitió a los ganaderos de camellos gestionar eficientemente sus rebaños. También se introdujeron microchips para identificar a los camellos, lo cual ayuda al Gobierno a hacer un seguimiento de la población de este animal y a realizar ulteriores labores estratégicas en materia de conservación.
“La FAO, que entró en escena cuando los camellos bactrianos estaban al borde de la extinción, hizo que nos diéramos cuenta de que, estando unidos, podemos allanar el camino a la prevención de la extinción al tiempo que generamos ingresos”, afirma Mohammad Shahandeh, ganador de camellos y participante en los cursos impartidos en el marco del proyecto.
Recuperación de aptitudes
En la transformación del sector de los camélidos de Ardabil ocuparon un lugar central las mujeres de la comunidad, cuyas aptitudes tradicionales de tejeduría también se recuperaron y se mejoraron mediante tecnología nueva.
Gracias a la iniciativa de la FAO se facilitaron cursos y talleres de procesamiento de lana. Gracias al equipo nuevo, como tornos de hilar y tejedoras manuales, las mujeres pueden producir tejido de mayor calidad y con mayor rapidez que antes.
El proyecto comenzó con la entrega de lana de camello en la provincia de Jorasán del Sur, donde se distribuyó a diversos talleres con fines de procesamiento. Las mujeres tejen la lana procesada para obtener hilo de calidad que luego se utiliza para crear diversos productos de lana, como tejidos y calcetines.
En vista de que el valor de mercado del hilo procesado superaba el valor de la lana en bruto, estos talleres de procesamiento ofrecieron a las mujeres un espacio para utilizar sus aptitudes tradicionales, lo cual mejoró sus oportunidades de subsistencia y las empoderó para adoptar decisiones económicas por cuenta propia.
La recuperación de los camellos bactrianos en la llanura de Mugán no solo preservó un importante patrimonio cultural, sino que desencadenó el crecimiento de medios de vida a la vez que se promovía la obtención sostenible de productos derivados de los camélidos de cara al futuro.