Caracas (Venezuela).- Nicolás Maduro fue reelegido presidente de Venezuela este domingo, alcanzando un tercer mandato consecutivo con el 51,2% de los votos, según anunció el presidente del Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), Elvis Amoroso.
Este resultado se da tras una jornada marcada por retrasos en la transmisión de los resultados, acusaciones de fraude por parte de la oposición y una polarizada reacción internacional.
El anuncio, emitido pasada la medianoche, indica que con el 80% de las mesas escrutadas, Maduro obtuvo 5.150.092 votos, frente a los 4.445.978 votos de su principal rival, Edmundo González. El nivel de participación fue del 59%, destacando una polarización evidente en el electorado.
Maduro, hablando ante cientos de seguidores reunidos frente al palacio presidencial de Miraflores, prometió «paz, estabilidad y justicia» a partir del 28 de julio, reflejando un tono de victoria y resolución.
Sin embargo, la legitimidad de estos resultados fue inmediatamente cuestionada tanto a nivel nacional como internacional.
La líder opositora María Corina Machado proclamó un triunfo alternativo para González, afirmando que este había ganado con el 70% de los votos y que la victoria era «absoluta» en todos los estados del país. Esta aseveración sugiere un escenario de intensa disputa política y legal en los próximos días.
A nivel internacional, las reacciones no se hicieron esperar. Países como Estados Unidos, Chile, Perú, Costa Rica, Guatemala, Argentina y Uruguay expresaron sus dudas y cuestionamientos sobre el proceso electoral, mientras que aliados de Maduro, como Cuba, Nicaragua, Honduras y Bolivia, le extendieron sus felicitaciones.
Importantes figuras globales también se pronunciaron. Gabriel Boric, presidente de Chile, exigió «total transparencia de las actas y el proceso», mientras que Luis Lacalle Pou, presidente de Uruguay, señaló que el proceso electoral estaba «claramente viciado».
El presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves Robles, declaró la elección como fraudulenta y prometió trabajar con otros gobiernos democráticos para «respetar la voluntad del pueblo venezolano».
Estas declaraciones reflejan un profundo escepticismo sobre la integridad de la elección.
Por su parte, Nicolás Maduro recibió mensajes de apoyo de naciones aliadas como China e Irán, resaltando la «hermandad y amor» entre Venezuela y estos países, y agradeciendo el apoyo internacional recibido durante la jornada electoral.
En un giro más drástico, tras las declaraciones de los mandatarios en contra de los resultados, el gobierno venezolano anunció la retirada de todo su personal diplomático de las misiones en Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay, exigiendo a estos países que retiren a su personal diplomático de Venezuela.
Este paso escalona aún más las tensiones y subraya la gravedad de la crisis diplomática desatada por los resultados electorales.
Este panorama deja a Venezuela en una encrucijada crítica, donde las denuncias de irregularidades y la polarización política amenazan con profundizar la crisis en un país ya marcado por profundas dificultades económicas y sociales.
La comunidad internacional se encuentra atenta y preocupada, mientras los venezolanos dentro y fuera del país esperan con incertidumbre los desarrollos que seguirán a este controversial proceso electoral.