Yamoussoukro (Côte d’Ivoire).- En los últimos dos años, los árboles de cacao de la plantación de Monique N’Guessan Amlan, en el este de Côte d’Ivoire, no han parado de crecer. Esto supone un cambio con respecto a antes, cuando muchos se secaban y morían sin remedio bajo la implacable embestida del sol tropical, lo que dificultaba a esta viuda de 64 años mantener a sus cuatro hijos, que continúan estudiando.
«He observado que los árboles de cacao se están desarrollando bien y el rendimiento de mi plantación ha aumentado considerablemente», asegura Monique. Su rendimiento ha pasado de 120-150 kg por hectárea a más de 250 kg por hectárea.
Además, no solo ha mejorado la cantidad de cacao, sino también la calidad y la sostenibilidad medioambiental, lo cual es una buena noticia porque, como ella misma admite, «los compradores internacionales dan cada vez más importancia a la sostenibilidad de las prácticas agrícolas».
Empezó a observar este cambio tras apuntarse a un proyecto puesto en marcha por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y financiado por el Fondo Verde para el Clima. Junto con el Gobierno de Côte d’Ivoire, el proyecto enseña a los productores de cacao prácticas agroforestales en lugar del cultivo tradicional del cacao a pleno sol, que a menudo implica la tala de árboles.
El proyecto, denominado «Promover una producción de cacao sin deforestación para reducir las emisiones» (PROMIRE), tiene como objetivo aumentar la resiliencia climática y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la cadena de valor del cacao de Côte d’Ivoire.
En el marco del proyecto, Monique recibió varios árboles frutales y otras especies para plantar junto a los árboles de cacao, a fin de aportarles más sombra. También se le proporcionó un equipo para podar, drenar y recolectar mejor.
Los cultivos de cacao son muy sensibles a los cambios meteorológicos, como el aumento de las temperaturas y los patrones de precipitaciones menos predecibles que se derivan del cambio climático.
Las principales regiones productoras de cacao del país ya se han visto afectadas por lluvias torrenciales e inundaciones, y el temor a que disminuya el suministro de cacao ha disparado los precios hasta máximos históricos —con un aumento del 136 % entre julio de 2022 y febrero de 2024—, y los futuros del cacao han superado por primera vez los 10.000 USD.
Monique dice que cuando oyó hablar por vez primera del proyecto PROMIRE, no estaba segura de que fuera a serle de mucha ayuda. La muerte de su marido hace casi 20 años le había dejado no solo un vacío emocional, sino también una insuficiencia de los recursos necesarios para cultivar su plantación de cacao de una hectárea y mantener a su familia.
Pero ahora, dice, «el apoyo que recibo refuerza mi convicción de que el cambio es posible. Si vivo una larga vida, sé que seré feliz gracias a los beneficios de los árboles que estoy plantando ahora».
Monique espera sensibilizar sobre los retos a los que se enfrentan, en especial las productoras de cacao viudas que se encuentran en la misma situación que ella, y animarlas a unirse al proyecto «para que podamos crear condiciones más justas para los agricultores y agricultoras y garantizar un futuro sostenible para nuestras familias y comunidades».
No se trata solo de hacer frente a la deforestación y a los efectos del cambio climático sobre los árboles de cacao, sino también de ayudar a los agricultores de ambos sexos a adquirir más conocimientos digitales y a utilizar la innovación para desarrollar sus capacidades de liderazgo y empresariales. En la práctica, también se han creado —por ahora— dos nuevas cooperativas de producción de cacao ecológico en el marco del proyecto.
Desde que comenzó la iniciativa, el proyecto ha beneficiado directamente a 1.743 personas y se han restaurado o mantenido unas 317 hectáreas de bosque en las regiones de Agnéby-Tiassa, La Mé y Sud-Comoé, y casi 1.400 hectáreas de parcelas de cacao convencionales se han convertido en agrosilvicultura o agroecosistemas.
Reducir la huella de carbono de la producción de cacao es crucial para mitigar los efectos del cambio climático. Al tiempo que mejorar la trazabilidad mediante diversas formas de certificación es clave para una mayor sostenibilidad de la cadena de suministro del cacao y para promover el cacao de comercio justo.
Impulsada por la demanda de exportación para satisfacer a los consumidores de chocolate en el mundo, la tala de densos bosques tropicales para plantar cacao a pleno sol ha sido una de las principales causas de la deforestación.
Pero ahora, la Unión Europea ha puesto en marcha un nuevo reglamento sobre la deforestación que debería entrar en vigor a finales de año. Su objetivo es garantizar que los productos que consumen los ciudadanos de la Unión Europea no contribuyan a la deforestación ni a la degradación de los bosques en el mundo.
Dado que la mitad de las exportaciones de cacao del país se destinan a la Unión Europea, esto hace aún más urgente el trabajo innovador de la iniciativa PROMIRE con productores como Monique, para transformar la cadena de valor del cacao, mejorando la trazabilidad, protegiendo los bosques y mitigando el cambio climático.