Ginebra (Suiza).- En un esfuerzo global por combatir los efectos perjudiciales de la contaminación del aire, que causa aproximadamente 7 millones de muertes al año, los sistemas de sensores de bajo costo (LCS) emergen como una solución prometedora y económica para mejorar el monitoreo de la calidad del aire.
Estos dispositivos, que pueden proporcionar datos en tiempo real sobre contaminantes como el dióxido de nitrógeno y las partículas finas inhalables PM2.5, están siendo implementados en una escala cada vez mayor en todo el mundo.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y otros socios internacionales, ha publicado recientemente un informe que destaca la importancia de los LCS.
Este informe, elaborado por expertos de todo el mundo, subraya cómo estos sensores no solo llenan vacíos en las redes de monitoreo existentes, sino que también aportan información crucial para la formulación de políticas públicas efectivas en la gestión de la calidad del aire.
Los LCS son especialmente útiles en países de ingresos bajos y medios, donde la falta de infraestructura ha impedido históricamente el monitoreo efectivo. Por ejemplo, en Uganda, el proyecto AirQo ha adaptado estos sensores a las condiciones locales, permitiendo no solo monitorear la calidad del aire sino también fomentar el desarrollo técnico regional.
En los países de altos ingresos, estos sensores complementan los sistemas de monitoreo existentes proporcionando datos más específicos y localizados. Un caso destacado es el programa Breathe London en el Reino Unido, donde más de 420 sensores están activos, proporcionando datos esenciales para la gestión de la calidad del aire en una de las capitales más grandes de Europa.
El informe también aborda las limitaciones técnicas de los LCS, como la calidad de los datos y la vida útil operativa, y recomienda su uso en conjunto con otras fuentes de datos para obtener una comprensión más completa y precisa de los niveles de contaminación.
Este movimiento hacia un monitoreo más accesible y asequible de la calidad del aire no solo promueve la transparencia y la educación pública, sino que también tiene el potencial de revolucionar la salud pública global al permitir respuestas más rápidas y efectivas a los problemas de contaminación del aire.
La implementación de estos sensores en diversas regiones del mundo destaca un cambio significativo hacia enfoques más inclusivos y equitativos en la lucha contra la contaminación del aire, marcando un paso adelante crucial en la protección de la salud y el bienestar de las poblaciones vulnerables.