Roma (Italia).- El Día Internacional de las Remesas Familiares, que se celebra cada 16 de junio, no es solo una fecha en el calendario. Marca un momento crucial para reflexionar sobre el impacto de las remesas en la economía global y, en particular, en las vidas de millones de personas que dependen de ellas.
Este año, la Alianza Mundial para la Inclusión Financiera (GPFI) del G20 ha presentado un informe que subraya cómo la digitalización de las remesas está transformando la inclusión financiera y contribuyendo significativamente a la reducción de la pobreza en todo el mundo.
Las remesas, que totalizan aproximadamente 75 mil millones de dólares anuales destinados al desarrollo rural, representan más que una simple transferencia de fondos.
Son un puente que conecta a más de 200 millones de migrantes con sus familias en casa, beneficiando indirectamente a 800 millones de personas, muchas de ellas mujeres y grupos vulnerables.
Magda Bianco, copresidenta de la GPFI y responsable del Servicio de Protección del Consumidor y Lucha contra el Blanqueo de Capitales del Banco de Italia, resalta la importancia de esta transformación:
«La digitalización reduce los costos de transferencia, agiliza las transacciones y mejora la seguridad y el seguimiento de los pagos. Además, amplía el acceso a servicios financieros básicos como el ahorro, el crédito y los seguros, fomentando así la resiliencia financiera de las familias».
El impacto de las remesas digitales es particularmente notable en las zonas rurales y desatendidas, donde la falta de servicios bancarios ha sido un obstáculo tradicional.
«Permite que millones de personas accedan a servicios financieros básicos, mejorando tangiblemente sus vidas».enfatiza Pedro de Vasconcelos, director del Fondo de Financiación para Remesas del FIDA.
Además, una cuarta parte de las remesas se ahorra o se invierte en actividades comerciales, mostrando un potencial significativo para el desarrollo económico.
Este cambio también promueve la equidad de género. La adopción de canales digitales ha permitido a las mujeres tener un control directo y seguro sobre sus fondos, lo cual es esencial para tomar decisiones financieras empoderadoras.
«Es más probable que las mujeres destinen estos fondos al consumo familiar, contribuyendo así a mitigar la pobreza», comenta de Vasconcelos.
Sin embargo, a pesar de estos avances, todavía existen desafíos significativos. La brecha de género en el acceso a los servicios financieros y de remesas digitales, aunque se ha reducido, sigue siendo evidente.
El informe del G20 subraya la necesidad de esfuerzos concertados para abordar estas disparidades y mejorar los conocimientos financieros y la confianza en las soluciones digitales.
La historia de Gambia ilustra el potencial de las remesas digitales. Con el apoyo del FIDA, más de 125,000 gambianos han abierto billeteras electrónicas, lo que ha facilitado el acceso financiero de manera significativa en un país donde las remesas representan más de una cuarta parte del PIB.
A medida que nos acercamos a 2030, es crucial que continuemos invirtiendo en la digitalización de los servicios de remesas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las asociaciones entre los sectores público y privado serán clave para lograr este cambio transformador y maximizar el impacto de las remesas en la reducción de la pobreza y la promoción de la inclusión financiera a nivel mundial.
El Día Internacional de las Remesas Familiares no solo es una celebración de las contribuciones económicas de los migrantes, sino también un recordatorio del poder de la colaboración y la innovación tecnológica para crear un mundo más inclusivo y equitativo.